miércoles, agosto 30

Mañana

Exposición

Fotografía

Carlos Flores, Dulce Lozano Pepi, Lucero Montes

Jueves 31 de agosto
8:30 pm
Galería El Zaguán, Jardón 915 Ote.
Barrio Antiguo

sábado, agosto 26

Gallina desplumada

Leticia Damm envió el discurso con el cual Albert Camus recibió el Nóbel. Dice, entre otras cosas, que "el papel del escritor es inseparable de difíciles deberes. Por definición, no puede ponerse al servicio de quienes hacen la historia, sino al servicio de quienes la sufren". ¿Será que de verdad es posible poner la literatura al servicio de algo o de alguien?, ¿quién en este momento tiene la fuerza para manipular algo que no le pertenece del todo?, ¿no es una obviedad decir que la literatura no está del lado de los que hacen la historia? Qué cerrazón y qué soberbia.
Cuando leo este tipo de declaraciones, cuando veo de qué manera los escritores de mediados del siglo pasado se ponían a "definir" asuntos como "el papel del escritor", me alegro de no haber participado de ese tiempo. Afortunadamente, nací el año en que le dieron a Camus el Nóbel. Para cuando tuve uso de razón, como dice mi mamá, ya se cuestionaba el dogmatismo de los sesenta, gracias al cielo.
Y luego ahí está Günter Grass, confesando estupideces que hizo a los 17 que a nadie le importan excepto a él, que anda viendo la manera de vender su nuevo libro, ya que nadie voltea a verlo. Mucho más terrible me parece la felicitación de Borges a Díaz Ordaz después de lo de Tlaltelolco. Bien calladito que se lo tenía. Y sin embargo sus cuentos y poemas siguen siendo geniales. También los monstruos escriben, señor Camus, nadie ocupa sus definiciones. Si todavía viviera, ya se lo hubieran comido vivo los posmodernos. En fin.
En cuanto al tema del gallo, no es tan fácil cantar, mucho menos cuando una es gallina y, para colmo, desplumada.
Algo tendré que hacer al respecto...

A propósito del tema

Salvador Díaz acaba de escribir esto en su nick: “Siendo las 00:17 hrs del sábado 26 de agosto doy formalmente terminado Anónimos a través de 3 años, 3 países, una embajada –y falta barniz.” Pues ¡¡Felicidades!!
Eso me recuerda que tengo que seguir cantando al sol y adelantarle a lo mío.
Bueno, bye, kikirikí...

Viernes (cantarle al sol)

Hoy a medio día comí pescado y arroz blanco. Estaba muy rico y quizá por eso no paré hasta que me dolió la panza. Como quería escribir en la noche, dormí una siesta de dos horas. Para recuperar fuerzas.
Soñé en lo de en medio. Ni el principio ni el fin. Cuando desperté me di cuenta de que la vida y las novelas son así: lo de en medio.
Me volví a dormir y soñé que me andaban buscando, como para darme algo. Pero cuando me encontraron se dieron cuenta de que era una "bárbara", o sea, un ser nada civilizado. Como que el jefe les dijo por radio que no importaba. ¿Me andaré psicoanalizando en sueños o será que a mi inconsciente le dio por echarme porras?
Este es un caso para La Araña.
Más tarde vino Pache y dejó muy claro lo siguiente: lo que hace que alguien siga viviendo es la vida misma. También me contó la anécdota de siempre sobre los gallos. Es de Jung:
Los gallos cantan al sol y no saben por qué lo hacen. Un buen día toman consciencia y se preguntan: ¿por qué canto al sol? Hay un impulso que los lleva a hacerlo, algo que está en su naturaleza, y además les gusta, les provoca sentirse bien. Para justificarlo, inventan una explicación medio zafada. Después la consciencia provoca que los gallos se organicen en sociedad y eso, a su vez, provoca la prohibición de que canten al sol, ya que es una pérdida de tiempo y no tiene sentido práctico hacerlo. Entonces los gallos empiezan a soñar que cantan al sol.
Conclusión: hay que cantar al sol.

viernes, agosto 25

Los minúsculos pecados del antojo o el deseo es un viaje en la poesía de my dear Óscar

Fue toda una experiencia volver a leer los primeros poemas de Óscar. No los primeritos, sino los que siguieron a éstos. Paréntesis: los primeritos son los poemas con los que ganó su primer premio, el de la Uni. Los recuerdo llenos de fantasías eróticas (qué raro) y por debajo, por detrás, por un ladito el amor como un misterio. O quizá sucede que el amor como un misterio se colaba entre las grietas de palabras, entre las imágenes.
Me gustan los poetas que te meten imágenes a la cabeza y después no hay cómo sacarlas de ahí. Saltan de pronto como sapos, como arañas peludas a mitad de lo cotidiano. Una imagen que no puedo borrar de esa primera serie es la de un hombre desnudo, colgado del techo con unas cuerdas. Tengo entendido que había otro por ahí, torturándolo. Daba la sensación de que el colgado no estaba sufriendo tanto que digamos.
El caso es que después de aquella serie del premio de la Uni, a Óscar le dio por el circo. Literalmente. Recuerdo que fue un cambio drástico. Imágenes de leones saltando a través de aros de fuego, payasos golpeándose alternadamente con un martillo, trapecios y trapecistas, redes por todas partes, el público silbando o aplaudiendo y todo aquello por la necesidad primeriza de decir la pasión, de contar el viaje que ocurre casi siempre sobre una cama.
Hace un par de días los volví a leer. ¿Los trabajaste mucho?, le pregunté. No, respondió, así los dejé, como quedaron en ese tiempo. La verdad, no los esperaba tan claros al decir. Los recordaba más abigarrados, más caóticos. Entonces advertí que era por el giro que había dado Óscar en aquel momento y quizá, también, porque ahora estoy mucho más familiarizada con su estilo, esa manera que tiene de llegar a la emoción por caminos extraños que generalmente echan mano de lo absolutamente sensorial, de la imagen táctil. “Como equilibrista mi sombra sostiene tu cuerpo / una navaja entre los labios / el sudor golpea a mitad de la cuerda / y caemos. / El placer es una red abriéndose con los poros.” O este otro, donde el abandono hace su aparición: “Recorrí las butacas en busca de mis pasos / Saqué todas las jaulas / las bocas de los animales / y ese hocico que formó la multitud / Pero tengo que mi sombra / no está / Ni las plumas ni el alambre”.
Un poco más adelante Óscar inició una época, digamos, canina. Un perro callejero recorría la ciudad en sus textos y por supuesto que vivía sus aventuras, sus cogederas, su temor de que se lo llevaran a la perrera o lo mataran. El mundo visto desde esa altura, a partir de ese ángulo. También de esa época tengo mis imágenes. Óscar provocaba que viéramos con los ojos del perro, que anduviéramos por ahí, olfateando en la basura, deleitándonos al meter el hocico entre los condones o las medias de las putas. O que hiciéramos nuestros corajes cuando la dueña de una perrita de casa nos descubría en la movida y nos agarraba a escobazos.
¿Por qué ese dolor en los textos?, me preguntaba entonces, ¿por qué tan hondo? “Caminé la ciudad. Las montañas. El hambre entera. Atravesé el abandono una y otra vez y justo en el pico del atardecer volvía a encerrarme. El miedo. La suite cancelaba sus puertas y ventanas y por entre las comisuras brotaba. / Crecía entera esta duda. / Esta promesa maldita de camionetas recogiendo vagabundos. Inyectándoles la muerte. / Toda la sangre en un momento coagula su mal, su fluir preso de la transparencia.”
Al releer, después de estos años, los poemas del perro, entendí el motivo por el cual la lectura de “Desgracia”, de Coetzee, le pegó a Óscar tan duro. Son los perros de Coetzee, me decía al repasar los poemas, los mismísimos perros callejeros. Qué cosas.
Después llegaron los contrastes. En “Poemas para subir una escalera”, por ejemplo, es la sencillez, las palabras claras como una gota de agua. Se trata, citando a Óscar, de “gotas de sudor que se alargan como trenes”. Sin embargo, un poco más adelante las atmósferas explotan de nuevo. En “Poemas para terminar friqueado”, Jean Cocteau dialoga con Basquiat y Jacques Derrida aparece en esa fotografía del periódico.
Uno de los momentos que más me gusta de esa serie es cuando, afuera del MOMA en Nueva York, frente al carrito de hot dogs, al poeta se le antoja una imagen. Hay otros textos en los cuales, como sucede en el titulado “Cois”, se logra un equilibrio interesante: la velocidad se une a la experiencia del momento, a la movilidad que de pronto se detiene en una imagen final que lo abarca todo y lo suspende: “largas mujeres / de cabellos lacios / llenas de cal / endurecidas / subían por tus bosques / junto a tu lago / estallaban / los peces / las aves / y los blancos corales / rechinaban / se hacían astillas / el grito de saliva / retorcía el barro / y se hundían / las sombras enlodadas / en tu orilla”.
En la producción más reciente de Óscar David el erotismo ha ganado profundidad. Hay momentos en que estalla la claridad del instante, esa manera en que la poesía de Óscar logra que las emociones se desprendan de la carne. La sensación, táctil, abre grietas hacia los espacios internos a donde huye el sujeto en la exploración de sí mismo. Como si se tratara de una aventura cuerpo adentro: “y es tu sombra mi deseo, / una parla husmeando tu fundillo / abriendo el jugo / para tocar / la aceituna entre tus llamas…”
Los cuerpos son puentes entre las almas separadas, una manera de acceder a lo otro, a lo absolutamente desconocido, al misterio de quien se desea poseer: “Quizá ya sin ropa / los cuerpos sean una plataforma / una mesa de centro…” Y sin embargo, el secreto se resiste y el otro permanece en su calidad de sombra, de fantasma: “Soy el rey erguido / sobre mi propio antojo. / Y aún así, me saltas. / Huyes del tablero.”
El perro reaparece de nuevo, pero ahora es una manera de moverse en el deseo, un asunto de estrategia a mitad de esa guerra de conquista de los cuerpos: “incluso ahora / avanzo en la búsqueda / temeroso de su mordida / incidental contagio: / perro haciéndose el dormido…”
Hay en estos últimos poemas un deseo de que el deseo mismo quede ahí, detenido, eternizado. Y detrás la angustia, el temor de que algún día pueda suceder el fin del deseo, la necesidad urgente de que no se acabe nunca, que permanezca como alimento, sostenido ahí, suspendido en las palabras que suspenden el momento: “nuestro delito un tumor en el ovario del deseo, / una mancha eréctil en la sonrisa, / en la aprehensión / de no tocar / de no amanecer / de no liberarnos…”
Y siempre en los cuerpos, más allá de los cuerpos esa búsqueda del amor como respuesta a la soledad, o acaso como huída del cautiverio de permanecer siempre con uno mismo, en el aislamiento interno más absoluto, donde no hay respuesta posible, ni compañía posible, ni amor que valga. De ahí el arranque de uno de los poemas más logrados de Óscar hasta el momento, un texto en el que es posible advertir que hay ya, aunque breve, un camino recorrido, una experiencia con la palabra, acaso con aquello que es necesario sacar a la palabra a como dé lugar. Hablo de el poema: “El buscón quiere flotar (y no flotar)”: “es por amor que el buscón indaga en las grietas de la fiesta, / en el sudor del vaso / y en la mancha del terrón: / su solapa es el costado de un camino donde el ángel avanza, / el espejo / su hit; / es un pasión de coca que no lo habita, / que no lo señala cual clave del frío: / él permanece de bruces / y con la mirada / se vuelve arpón / sobre los rosales: / sabe de las espinas que para él aguardan, / el jardín que no está a su lado / es una vulva / una noche adonde él entra / traicionado por su sombra / atraviesa la ciudad / en epidemia / y regresa una vez más / solo…”
Y sin embargo, el buscón a veces encuentra, como sucede en el poema “Enamorado en Kylie”, que se interna en el instante del deseo y hace una síntesis de las realidades que conforman ese instante: la Minogue en la pantalla, la quimio, la ausencia de su seno izquierdo, las múltiples ventanas del chat como metáfora de tantas realidades empalmadas, superpuestas, mientras en la disco, dos se enamoran. Extraña atmósfera la del cáncer para entrar al deseo. El amor como abanico.
Por último, en “Niño embarazado”, más allá de la alusión a Julio Galán, o quizá más adentro en la lectura personal que realiza el poeta de esa imagen, el amor provoca el deseo de un tercero, algo o alguien naciendo desde el corazón, una prolongación de uno mismo desde el primer escenario edípico y a partir de los recuerdos de la infancia.
¿Por qué existe la poesía, la necesidad de escribir?, ¿por qué motivo nos embarcamos en esto y ya no lo soltamos, ya no podemos, así nos agarren a patadas?, ¿por qué dedicar la vida, tan valiosa ella, la única que tenemos, a escribir, como si no hubiera otra cosa en el mundo, otra actividad, otro camino?, ¿por qué gastarnos los días, los años?, ¿por qué arriesgarnos a tanto, si bien sabemos que, lo dijo Pessoa, la lengua en la que escribimos desaparecerá sólo un poco después que nosotros, y las cosas de las que hablamos no tendrán sentido? Seguramente esto es una enfermedad, me dije cuando preparaba este texto, y de pronto recordé uno de los poemas de Óscar, “Los contagiados”. Sí, pensé, en efecto, si regresamos una y otra vez a la escritura, si lo hacemos a pesar de todos y de todo, a pesar de nosotros mismos, ha de ser porque sufrimos algún tipo de contagio: “vuelven callados / porque saben que en un vaso de agua / en una ventana / está el desprendimiento / la fuga / bajo los árboles / el verbo / iluminando / su rostro / ánfora repleta de monedas / sin embargo / siempre / entre las piernas / el sudor / y las bestias / exprimiéndolos / directo / al paladar / como quien vence / y a la vez muere / intermitente / detrás de las cosas / de este mundo / de esta boca…”

lunes, agosto 21

Este jueves

Lectura de poesía de Óscar David López.
Lugar: Galería Regia.
Fecha: Jueves 24 a las 8 pm.
Presenta: Yo mera.

Óscar David

domingo, agosto 20

Así

Tiene 'Así' nutrida función
Por Héctor Rosas
El Norte
En una sala completamente llena y con gente en los pasillos, la película regia Así tuvo su primera exhibición en México después de haber estado en la selección oficial de la Semana Internacional de la Crítica del Festival de Venecia.
La noche del viernes, el director Jesús Mario Lozano, acompañado de sus productores y elenco, presentó la cinta, que tuvo una exhibición especial en el Festival Internacional de Cine de Monterrey, que concluyó anoche.
"Muchas gracias por estar aquí, es un día importante para nosotros", expresó el realizador, quien antes de hacer más comentarios presentó a los protagonistas de su historia: Roberto García, Óliver Cantú, David González y Berenice Almaguer, y a los productores Óscar Montemayor y David de la Peña.
Antes de la proyección, la ceremonia fue breve, ya que los realizadores prefirieron esperar a que concluyera la función de las 21:00 horas para hacer una sesión de preguntas y respuestas al final.
En el momento en que el nombre de cada uno de los actores fue mencionado, el público respondió con ovaciones y gritos, pero los más estruendosos fueron para Óliver Cantú.
Ante el lleno que registró la función, algunas personas prefirieron esperar en el lobby del cine a que terminara para felicitar a los realizadores.
Aunque estuvo fuera de competencia, Así fue la película que mayor asistencia registró durante el Festival Internacional de Cine de Monterrey.
Así entrará a la cartelera comercial a partir del 25 de este mes.

sábado, agosto 19

Pequeños seres humanos

Literespacio / Pequeños seres humanos
Por Dulce María González
El Norte
La vida secreta de las palabras

El jueves pasado llegué a la taquilla sin una idea en especial, dispuesta a ver lo que hubiera. En la Ciudad se realiza el Festival Internacional de Cine y no había tenido oportunidad ni de asomarme.
Me encontré con que ese día se proyectaba en esa sala el largometraje "El cielo dividido", de Julián Hernández, que estaba en competencia y, por lo que había podido enterarme, había causado gran expectativa. La otra opción era "La vida secreta de las palabras", de la catalana Isabel Coixet, y con producción de Agustín y Pedro Almodóvar. Me decidí por la segunda.
En primer lugar, porque se trataba de una directora de quien había escuchado comentarios interesantes y no había tenido oportunidad de ver su trabajo. Además, la cinta está protagonizada por Sarah Polley y Tim Robbins, quien nació el mismo año que yo y cuyo trabajo como director, actor y escritor me encanta.
Por último, el título alude a las palabras, lo cual resulta muy atractivo para una escritora fetichista como yo.
El caso es que "La vida secreta de las palabras" resultó ser toda una experiencia. La historia es sencilla: una mujer es llevada a una plataforma petrolera para que cuide de un trabajador accidentado que ha perdido temporalmente la vista.
El accidente ha provocado que esa plataforma situada a mitad del océano sea habitada por unos cuantos. El cocinero, el mozo, dos o tres trabajadores, un oceanógrafo, dos pequeñas plantas sembradas en latas de metal, una oca. Todos los personajes se han alejado del mundo por algún motivo de peso y permanecen aislados en ese pequeño espacio, golpeado por 25 millones de olas.
En medio de aquella atmósfera de soledad, de desamparo, las vidas de esos solitarios se van comprendiendo a partir de gestos mínimos, detalles que en otras circunstancias hubieran pasado desapercibidos.
La sensación sobrecogedora de que el mundo es demasiado vasto para el ser humano, lograda a partir de tomas abiertas de la pequeña plataforma bajo la tormenta, solitaria en la inmensidad del mar, me recordó cintas como "Metrópolis", donde los pequeños humanos semejan hormigas al subir una escalinata de dimensiones titánicas.
O aquellas películas de ciencia ficción como "2001 Odisea del Espacio", de Kubrick, cuando la pequeña nave espacial es apenas un insecto en la esquina de la pantalla, ocupada en su totalidad por la extensión insondable del universo, al tiempo que escuchamos música de Stravinsky.
Es en esa atmósfera de abandono, y una vez que se ha dimensionado el verdadero tamaño del hombre, donde las palabras hacen su aparición. Tanto la historia del hombre accidentado, como de la mujer que lo atiende, aparecen detrás de las palabras que pronuncian de pronto, a partir de un gran esfuerzo y de una situación de intimidad inevitable.
El texto es manejado de manera muy inteligente por parte de Coixet, quien logra mantener la historia en la frontera, de manera que la cinta jamás cae en el melodrama o la manipulación.
No es que las palabras logren curar las heridas o aminorar el dolor de un alma atormentada, es simplemente que se convierten en un puente, un lazo capaz de conectarnos con otro ser humano y compartir lo incompartible, lo que no se dice al decir, y que el otro, no obstante, es capaz de comprender.
El caso es que, desde que leí hace un par de años "Velódromo de Invierno", de Juana Salabert, no me daban un golpe tan fuerte y tan certero. Con este tipo de obras una recuerda dónde está parada. Y de pronto una ve el propio camino ahí, hermoso y terrible, y una toma conciencia de que es necesario caminarlo.
Caminar nuestro camino. Porque a veces, esa obsesión por las metas no nos permite ver ni qué piedra estamos pisando, mucho menos nos deja advertir el paisaje o de qué color amaneció el cielo.
Y mientras, aquí ha terminado el Festival de Teatro y transcurre el de Cine, mientras a Monterrey viene tanta gente, tantas obras y películas a recordarnos la complejidad de lo que ocurre en el mundo y en nuestra existencia personal, el país entero se debate entre el negro y el blanco, dependiendo del punto de vista de cada quien y a partir de un fanatismo en el que los extremos se vuelven idénticos.
En medio de la locura y el desorden acaso sea bueno para nuestras almas distanciarnos un poco, acudiendo al cine o al teatro.

viernes, agosto 18

Así

Hoy, en el planeta Tierra

Estoy escribiendo.
Hoy es viernes y el sol se ve medio asesino desde mi ventana.
Seguramente hace calor afuera.
Ajum.

Las fotos salvadoras

Todo el día tuve ganas de suicidarme, de esas veces.

Fui a ver una película del Festival y me dieron más ganas.
Después fui a dar una charla sobre herencia cultural y enseguida a tomar una cerveza con un amigo: la urgencia se volvió insoportable.
Entonces vi unas fotos que Malena publicó aquí y pensé: mejor mañana.

Hace años, cuando me venían esas ideas, Pache soñaba que se lo comía un tiburón. Anoche Marijose soñó que me iba para siempre de la casa. El caso es que se pasan a mi cama y no me dejan dormir.

Aquí estoy con Luis Aguilar:

Luis y yo

Bueno, ya, basta de tragedias baratas.
Mañana es viernes.

miércoles, agosto 16

Este viernes

Así

"Así (32 segundos)"
de Jesús-Mario Lozano


Este viernes 18 de agosto en MM Cinemas Tec (Av. Garza Sada)
Funciones: 4:00 6:30 9:00 pm
Festival Internacional de Cine de Monterrey

martes, agosto 15

Los límites de la interpretación

¿Cuáles son entonces las fronteras que permiten que un texto nos diga algo? Una de ellas es el contexto. En la descripción objetiva de una calle, por ejemplo, lo más seguro es que la palabra "tráfico" se refiera a los carros y no a las influencias políticas o al narco. He ahí una frontera semántica.
En una de las generaciones del Centro de Escritores con las que me tocó trabajar, los becarios se pusieron a crear sus propios términos, de manera que en el contexto del taller, "luisaguilarear", por ejemplo, significaba complicar la estructura de las frases, ya que uno de los becarios, mi querido Luis Aguilar, suele escribir así. Fuera del contexto de esa generación de becarios, el término no significaba nada.
Por cierto que, cuando alguien se salía de contexto en su escrito, los demás lo señalaban con el término: "tirar pal monte".
El caso es que moverse dentro de ciertos límites o reglas es uno de los retos de la creación artística. Curiosamente, el segnificado se abre a lo universal, a lo amplio y válido para una gran mayoría, cuando logramos profundizar en lo personal, en lo local.
Bueno, ya.
Bye.

Escribir es un misterio hermético

Umberto Eco

Nunca se me había ocurrido pensar en la relación que existe entre la herencia gnóstica y hermética, y nuestras ideas acerca de los textos literarios. Hasta ahora, cuando me puse a leer un libro que tenía pendiente: “Interpretación y sobreinterpretación”, de Umberto Eco.
Siempre me ha gustado la crítica (de teatro, de cine, literaria), precisamente porque me pone a descifrar signos. Escudriñar en el texto como si éste fuera un misterio por develar, algo que ni el mismo autor sabe que escribió, que el teatrista ni se imagina que dijo.
La “lectura” de signos es labor de investigador. Me gusta tanto, que si no hubiera sido escritora seguramente me hubiera dedicado a la criminología o andaría leyendo las cartas del tarot. Leer es algo que me encanta: nos mete al centro del misterio.
Cuando estoy del otro lado, escribiendo, no puedo evitar pensar que no tengo idea de lo que digo. Me imagino escribiendo en códigos que desconozco y de pronto siento que me convierto en médium. A veces hasta me alucino que escribo "en lenguas".
Humberto Eco asegura que en esta manera tan compleja de pensar la lectura y la escritura hay una raíz gnóstica, hermética, que nos provoca conceptualizar los procesos partiendo de la idea del secreto en esas doctrinas y nos lleva, entre otras, a la conclusión de que el autor no sabe lo que dice, porque el lenguaje habla en su lugar.
Por otra parte, para salvar al texto (su significado infinito), “el lector tiene que sospechar que cada línea esconde otro significado”, ya que las palabras, “en vez de decir, esconden lo no dicho”. Por lo tanto, “la gloria del lector es descubrir que los textos pueden decirlo todo, excepto lo que su autor quería que dijeran".
Por último, “el lector real es el que comprende que el secreto de un texto es su vacío.”

Qué hermosas ideas las nuestras, pienso, qué complejas e interesantes. Me gusta que los pensadores se pregunten qué fregados es el pensamiento o por qué pensamos como pensamos. Al contrario de muchos de mis colegas, me encanta el siglo 21, los pensadores posmodernos, la deconstrucción, los filósofos marxistas-lacanianos, los marxistas-nietzscheanos, este libro de Eco que, de manera tan clara, nos recuerda que no hacemos otra cosa que reproducir las ideas de siempre.

domingo, agosto 13

Dijo el destino que siempre no

(Toma de conciencia de la que escribe)

* No he forrado los libros de Marijose.
* No hay nada en el refri.
* La casa está patas pa arriba.
* No hay ropa limpia.
* Tengo pilas de trabajo (del remunerado).
* El carro está a punto de echarse (no lo he llevado a la afinación).
* Se descompuso el clima.
* Nadie me llama por teléfono (no contesto).
* Nadie me escribe mails (mismos motivos).
* No tengo comments a las zonceras que escribo en este espacio.
* Andrés soñó que era una especie de bruja y la impresora estaba viva, escupiendo hojas.

Creo que es hora de bajarle a mis humos.

Escribir mientras se pueda

Escribir es la mejor manera de aterrizar para quienes andamos siempre en las nubes. Aun cuando, de alguna manera, te marchas a otra parte, de pronto adviertes que vas tomando peso, que te vas transformando en una persona concreta y fuerte: la que escribe.
Recuerdo que en un principio no entendía por qué la Orlando de Virginia Woolf tenía tantas vidas, por qué podía ser a veces hombre y a veces mujer. Hasta que escribí la primera novela.
En Orlando, el personaje vive sus aventuras y de pronto se sienta a escribir. Entonces la vida se detiene y ella se convierte en una persona de verdad: la que escribe.
Es curioso cómo los humanos cargamos de sentido a la vida. Si el sentido es escribir, lo que nos sucede carece de verdadera importancia. La vida se convierte en caldo de cultivo para una posible novela. Y en cuanto una se pone a escribir, generalmente le da a la vida tremendo patadón. El mundo, la gente, las circunstancias que unos días atrás nos quitaban el sueño, dejan de existir.
¿Y para qué?, me pregunto.
A principios de año pase más de un mes sin comer ni dormir, me urgía terminar una novela. Era como si me anduvieran persiguiendo. Finalmente acabé y ahora la tengo arrumbada en un cajón. ¿Cual era la prisa?
Casualmente, en estos momentos ando con una urgencia tremenda de escribir lo que escribo.
¿Y para qué?, repito.
Pos sabe, misterios del mundo.

miércoles, agosto 9

Muy temprano en las palabras

No crean que estoy aquí, eso sería un error. Ando por allá, lejos. En donde estoy es aún muy temprano y se siente el fresco de la mañana. Hay muchos árboles y a través del follaje penetran hilitos de sol que se mueven sobre la mesa donde aguardo a alguien (hay viento). Estoy esperando a una mujer hermosa. Me urge hablar con ella, pero curiosamente estoy tranquila. Ahí viene, caminando, acaba de aparecer en la curva de la carretera (todo indica que estamos en Chipinque). ¿Dónde habrá estacionado el carro? Sorry, está a punto de llegar. Después les cuento...

martes, agosto 8

Departamento de desaparecidos

Se busca amigo perdido.
Viste de saco y corbata durante el día y por la noche es una facha.
Le gustan los videojuegos y es fan de la número 6.
Come cajeta marca La Lechera.
Tiene en su refri cerveza con y sin alcohol (guácala).
Hace unos corajes horribles por culpa de las que ganan más.
Le encanta ordeñar orejas de gatos.
Si alguien sabe de él, favor de reportarse aquí mismo.
Recompensa: no hay.

(Esto es un volante)

domingo, agosto 6

Danza, cebollas y pecas

Fui a que me leyeran las cartas y en la lectura salí trabajando. Así estoy, todo el día. Dice my dear witch que ando con luz. Pos alabao. Estaba contenta (ella). Le llevé café y nos fumamos un friego de cigarros. Hoy desperté con un gripón. ¿Y la luz? Seguramente no tiene relación con los mocos.
**
Durante la noche del viernes 4 al sábado 5 de agosto del 2006, a sus 12 años, Marijose vio el primer amanecer de su vida.
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Ayer anduve toda la tarde de teatro en teatro. En el ínter, Óscar, Eduardo, Marijose y yo fuimos a cenar unas ricas Mc Donalds. Después, en el espacio al aire libre del teatro de la ciudad, el viento nos revolvía el cabello y yo imaginé que estaba en otra parte. Sentir que estás "allá", en lugar de "aquí", es algo que pone de buen humor a la gente. Además, veíamos un extraño espectáculo de danza y Marijose comentaba cosas como "se me hace que están contando algo sobre la evolución". ¿Cómo sabe la Jojo que al bailar se cuentan cosas?
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Hoy vino mi vecino fotógrafo a tomarle fotos a mi mamá. Dijo que eran para una exposición. Le hacía preguntas y ella se ponía a platicar y entonces él tomaba las fotos. Muy pronto veré su carita hermosa, llena de pecas, en algún museo.
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Hoy le escribí a Carlos y le conté de la travesti que sale en mi nueva novela. Cuando la conozcas, le dije, te va a encantar. Y le hablaba y le hablaba de ella al escribir. Contar que contaste lo que cuentas en la novela es padre, porque tiene muchas capas narrativas. Como si contar fuera abrir una cebolla.
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Hablé con Eliot, dice que terminó su ensayo sobre Paul Celan. Pues muchas congrats.
Bueno, ya.

sábado, agosto 5

Festival de Teatro Nuevo León 2006

Literespacio / Elige ya tu butaca
Dulce María González
El Norte

No es solamente que al estar ahí, sentada en tu butaca, muy cerca de los actores, puedas escuchar el sonido de unos pasos, o que veas el sudor en un rostro, el esfuerzo de la voz en un grito. Es, sobre todo, lo impactante que resulta advertir que sobre el escenario está ocurriendo algo en el preciso instante en que lo observas.
En lo personal, me encanta el cine, pero siempre he pensado que el teatro es punto y aparte. Sobre todo porque, al estar ahí, no puedes evitar sentir que eres parte de lo que sucede. Y lo que sucede, curiosamente, es una construcción, una realidad sobrepuesta a la cotidiana, pero no menos real.
Como sabemos, durante las últimas décadas, Monterrey se fue consolidando como una de las plazas teatrales más importantes del País, al grado de que la Muestra Nacional de Teatro tenía a nuestra ciudad como sede permanente. Hasta que hace ocho años se decidió que la Muestra cambiara de sede anualmente.
A partir de ello, se creó aquí el Festival de Teatro Nuevo León, que dio inicio el jueves pasado y que tiene como objetivo mostrar lo mejor de nuestro teatro, del teatro nacional y traer algunas obras interesantes que se realizaron en otros países durante el año.
En la edición de este año, el Festival de Teatro rinde homenaje a Enrique Fernández. Además, el grupo La Percha celebra 20 años de trayectoria, que no es poca cosa tomando en cuenta los sacrificios de todo tipo que un grupo teatral requiere hacer para mantenerse a flote.Todavía recuerdo las primeras puestas de este grupo, cuando la influencia de Jorge Vargas, quien después de unos años emigraría a la capital, era decisiva. Centradas en el aspecto visual, las piezas sorprendían por su plasticidad escénica y nadie dudaba del talento de Vargas.
Sin embargo, desde mi punto de vista fue Leticia Parra, quien, a la salida de Vargas y echando mano de un gran esfuerzo, logró consolidar el grupo dándole una nueva dirección y un nuevo sentido, que son los que ahora conocemos.
Por todo ello, creo que es muy justo de nuestra parte agradecer tantos años de esfuerzos, asistiendo el próximo jueves 10 a la Sala Experimental del Teatro de la Ciudad, donde el grupo presentará un video sobre su trayectoria.
Y para quienes deseen conocer el trabajo que realiza actualmente este grupo, el día de hoy se presentará la obra "Aguamuerte" en el Teatro del Centro de las Artes.
Siguiendo con el tema de la participación de nuestros teatristas en este evento, llama la atención que la obra "El Anticristo", del dramaturgo regiomontano Mario Cantú Toscano, participe por segundo año consecutivo.
Resulta que Mario recibió una invitación para participar con ese texto en las Lecturas de Dramaturgia Contemporánea en La Casa del Lago de la UNAM en los primeros meses del 2005. El grupo de actores encargado de la lectura advirtió que el texto había tenido una buena acogida y decidió continuar con las lecturas en otros espacios del DF.
Más tarde obtuvieron la beca del FONCA para realizar el montaje.
Al mismo tiempo que sucedía lo anterior, el joven director Alex Saavedra encontró el archivo del texto en la computadora de la Escuela de Teatro de Filosofía y Letras, de manera que, mientras en la Ciudad de México se realizaban lecturas y se preparaba la puesta en escena bajo la dirección de la capitalina Gabriela Lozano, en Monterrey la obra se estrenó bajo la dirección de Saavedra y, posteriormente, participó en el Encuentro Estatal y en el Festival Nacional del 2005.
La actual producción de "El Anticristo", proveniente de la Ciudad de México y bajo la dirección de Lozano, se presentará el miércoles 9 en el Teatro del Centro de las Artes.
Estos dos ejemplos, junto con puestas como "¿Cama para Tres?", de Víctor Martínez, uno de nuestros actores y directores más destacados, o "Que te Parta un Rayo", dirigida por Carlos Gueta, entre otras, son una muestra de la calidad del teatro nuevoleonés contemporáneo, que en estos días se une a la escena nacional para dar a conocer al público regio las nuevas tendencias de este arte.
Va entonces la invitación de aprovechar la oportunidad y unirnos a la fiesta, nada menos que nuestro evento teatral más importante del año.