Con voz profunda, intensa, oscurecida, Guadalupe Nettel (México, 1973) narra su infancia y adolescencia en El Cuerpo en que Nací (Anagrama, 2011), un libro que me había resistido a leer debido a mi mala experiencia con El Huésped (Anagrama, 2006), que más que una primera novela genial, como la promocionaron, es un conjunto de hilitos sueltos que, aunque muy originales, no encajan uno con el otro y provocan una sensación de obra inacabada y caótica.
Sin embargo, el año pasado ganó en España el Premio Rivera del Duero, fue muy comentada en diarios de por allá, y me picó la curiosidad enterarme de qué había pasado con esa escritora mexicana que tantas ganas tenía de sorprender con las historias efectistas y sacadas de la manga de El Huésped.
Me topé con un largo texto autobiográfico cuya característica es la honestidad. El ejercicio instrospectivo con el que Nettel aborda su infancia tan amarga, además de sincero y bien escrito, resulta denso. Pero esta espacie de oscuridad un tanto depresiva no aleja al lector, sino que lo acerca aún más y le provoca reflexionar acerca de su mundo interno y sus propios traumas.
Resulta que hay en este texto un claro reclamo hacia la madre. Más allá de los evidentes esfuerzos que hace la autora para lidiar, por medio de la escritura, con los problemas físicos y de salud que determinaron su vínculo consigo misma y con el mundo, hay un evidente deseo de denuncia de los maltratos maternos, así como un ajuste de cuentas llevado con inteligencia al terreno literario.
Esto me llevó a pensar en el monumental reclamo al padre de Paul Auster en La Invención de la Soledad (1982), donde describe al papá como una persona tan fría e indiferente, que en Diario de Invierno (2012), escrito 30 años después, nos resulta difícil reconocerlo, pues hay ahora una nueva actitud de reconciliación y perdón.
¿Cómo cambiarán los atormentados pasajes de infancia de Nettel cuando ella misma los vea desde la perspectiva de una vida ya transcurrida? No sabemos. Lo que sí podemos afirmar es que la especie humana ha creado una arquitectura interna muy compleja e interesante.
Y a propósito de estructuras interesantes, desde aquí felicitamos a Antonio Craviotto por el estreno de su proyecto de escritura coreográfica "La Estación", que seguirá presentándose éste y el próximo fin de semana en la Sala Experimental del Teatro de la Ciudad, con funciones a las 20:00 horas.
Publicada en la sección Arte del periódico El Norte. Monterrey, Mx