Hoy ando poética
A propósito del post anterior, pienso que si reuniéramos todas las cartas que hemos enviado; los textos que escribimos para otros (en presentaciones de libros, cuadernos ajenos, etc.) y enseguida perdemos; los poemas en servilletas que, a medida que avanza la noche, se mojan, se arrugan y terminan en el bote de basura de algún restaurant; los posts, los comentarios, los artículos; si pusiéramos atención a todo eso, tendríamos muchos libros publicados.
Sin embargo, me gusta esa parte efímera de lo literario. La escritura es algo inabarcable, inmenso. No se puede documentar totalmente. Y es maravilloso pensar que existe toda esa belleza momentánea, textos del instante que se pierden como la voz, como lo pronunciado.
Sin embargo, me gusta esa parte efímera de lo literario. La escritura es algo inabarcable, inmenso. No se puede documentar totalmente. Y es maravilloso pensar que existe toda esa belleza momentánea, textos del instante que se pierden como la voz, como lo pronunciado.
Y no poética
El I Ching me aconsejó matar a Lortana, desaparecerla. Ella es una mujer de otro planeta. Todo en la Tierra le parece extraño. Pero cuando apenas la había inventado, me dio miedo: se metía demasiado profundo en todas partes. Sin embargo ella, que escribe en mis manos, en mi teclado, insiste. No se quiere ir. Y yo me siento culpable.
Soy una mujer atormentada. Ya se vio. Afortunadamente, los tormentos suceden casi siempre en lo literario. La vida es mucho más simple.
Soy una mujer atormentada. Ya se vio. Afortunadamente, los tormentos suceden casi siempre en lo literario. La vida es mucho más simple.