jueves, noviembre 5

La magia, los pasteles y el sapo desmemoriado

a) La magia que dices ocurre de pronto, en días como hoy. Un café de diez minutos bajo la sombrilla de un starbucks. Un par de páginas amargas y azucaradas como el expresso que bebo bajo el sol (es mi libro de Murakami). Enseguida un párrafo escrito a mano en mi libreta. Su viento, su oleaje, sus aromas (aún estoy sentada en mi mesa del café) (el otoño cae de lleno sobre el asflato) (los carros pasan) (la deslumbrante luz me absorbe). Después voy al banco, pago el teléfono, paso por la facultad. Hasta que llega el momento de abrir el mail en el que me recuerdas que la magia existe, que la he tenido frente a mis ojos a lo largo de la mañana y apenas le he prestado atención.

b) Andresito me contó de las meriendas en su oficina. Comparten el espacio tres abogados jóvenes y uno ya mayorcito, antojado, sin tanto trabajo que digamos y medio panzón. El antojado fue el de la idea. Cortó papelitos, anotó en ellos del 1 al 4, los dobló y los fue pasando para que cada quién sacara uno. Después registró el orden en el cual se encargarían de las meriendas. Desde entonces se turnan para llevar el pastel. Andresito me explicó que al principio debía ser hecho en casa, pero ahora es posible comprarlo en una pastelería. Ayer venía llegando el abogado panzoncito a la oficina cuando Andrés apenas salía a comer. "¿A dónde vas?", le preguntó, como invitándolo a quedarse. "Traía un pastel enorme, de Suspiros". Eso me lo dijo Andrés para que comprendiera la enorme importancia de que regresara al trabajo lo antes posible.

c) ¿Qué es un sapo sin pasado?