sábado, julio 2

La suspensión del tiempo

Leo en Apostillas un texto delicioso, inteligente y poético, a propósito del libro “De la imperfección”, de Greimas. En él se alude a otro texto, de Tournier, en el cual, a partir de la experiencia sensible de la obra de arte, del texto, del mundo, se suspende el tiempo. Lo interesante es que al leer sobre tal suspensión, quedé suspendida: He ahí el motivo de que tantos nos enganchemos en este asunto de la lectura. Llamémosle milagro. Y sucede.
Se abrió una grieta en el texto.
-¿Qué tienes en el índice? –pregunta X.
-Es que me muerdo los pellejitos alrededor de las uñas –respondo.
-A mí me lastimó un perro este dedo –muestra el dicho dedo.
Estamos ensimismados, viéndonos pequeños detalles en los dedos de las manos.
Pienso en esa atmósfera, cerrada y cálida, que se crea entre dos al escudriñarse un granito, un rasguño, y caigo en la cuenta que estoy ahí de nuevo. Es entonces cuando recuerdo que en realidad estoy leyendo un texto, en Apostillas, sobre un libro de Greimas. E irremediablemente regreso.