viernes, mayo 4

Narrativa ella, indiscreta

Un pie detrás del otro al andar. Las cucharas en los extremos y a un lado el descorchador. Todo elude al caos, a la ausencia de sentido. Por eso me da por crear formas, secuencias, ritmos de objetos en el encuadre imaginado de un paisaje al que se le ponen límites (mi casa, esta página). Los libros en el librero, las camisas en el armario y los calcetines en ovillo dentro del cajón. Pulir, lavar, dar acomodo a las cosas y a los signos. Camino, corro, narro incansable. Del verbo: narrar. Aquí estoy. Escribo, pongo orden en la página. Okey, listo, bye.

Cuando el entusiasmo nos alcance...
La escoba, el agua y ese objeto de la mente: el ordenador.
Toco el piano ahora mismo.
Es un teclado de signos, una voz.
Y sin embargo no se escucha ni soy yo.
Pero está y está a punto de marcharse.
Esa que narra y desaparece.
Hay que verla cuando da la espalda.
Bye.

Ahora mismo camino la secuencia imaginada
(el ritmo en la mente, en los brazos, en las plantas de los pies).
¿Y la historia?, ¿el cuento?, ¿la anécdota?, pregunta ella.
En primer lugar, narro, digo cosas, le respondo.
En segundo, continúo narrando, y así.
Uno, dos, tres (narro).
Que esto y que lo otro, que por acá y por allá (sigo narrando).
Hasta que me canso (ya me cansé).
Basta de tanto orden, de tanto hablar de una misma en el blog (¿eso quién lo dice?).
Ya se va.
Bye.

No hay comentarios.: