jueves, noviembre 29

La música, la mañana

Para descansar esta soledad
que nos lleva mar adentro...
Gerardo Torres


Hoy vino Gerardo, muy temprano. Yo paseaba al perro (la hierba húmeda en el parque, el sol que apenas calienta) y cuando él ya subía a su carro para marcharse, lo vi. Corrí a detenerlo. Al llegar a la puerta del depa, leí el mensaje que había dejado después de tocar sin que nadie abriera. Era una hoja pautada con cantidad de notas y ninguna palabra, ni una sola. Tomamos un café en el calorcito de la sala, con las persianas abiertas. Yo, en piyamas; él, muy bañadito y dispuesto a trabajar en sus cosas.

La casa estaba vuelta al revés cuando fuimos hasta la coputadora para escuchar una de sus últimas canciones (toallas sobre un banco de la barra, cobijas arrebujadas sobre las camas, periódico abierto en la mesa del comedor).

Entonces, como una bocanada de aire, de lluvia, de soledad que se diluye mar adentro, brotó la magia de su música en las bocinas de la computadora.

A veces mi primo Gerardo es como el sol.

2 comentarios:

gabriela cantú westendarp dijo...

¡qué lindo comienzo de día!
abrazo, g.

Dulce M González dijo...

Hola, Gaby :)