sábado, diciembre 8

La ciudad y el deseo

Literespacio / La ciudad y el deseo
Dulce María González
EL NORTE
8 Dic. 07


I. La ciudad

Finaliza el año en Monterrey. Altanera y neurótica, nuestra Ciudad acelera su bullicio como un animal enfermo y a la vez maravilloso.

Su espíritu nos contagia y ahí estamos, iniciando la compra de regalos, asistiendo a los eventos del Fórum que habíamos dejado para más tarde, despidiéndonos de esta época cargada de actividad, de descontento y satisfacciones.

Recibo un correo electrónico invitando al encendido del pino navideño del Museo de Historia Mexicana. Me anuncian que se celebrará mañana a las 6:45 de la tarde en la Plaza 400 Años.

"Insistieron en establecerse junto al fecundo ojo de agua y el resultado fue una gran ciudad industriosa", dice el volante electrónico, como para que se entienda que se trata de nosotros, de un evento más en nuestra historia.

En la exposición "Buda Guanyin, Tesoros de la Compasión", una de las más relevantes del Fórum que hoy finaliza, hay un mapa temporal que señala fechas importantes de la historia de la humanidad.

El nacimiento del Buda, la construcción de la Acrópolis, la fundación de Roma, el apogeo de Teotihuacán, la fundación de la Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey. ¿Por qué no habríamos de incluir esto último?

Con la soberbia a flor de piel, la ciudad corrupta, hipócrita, arrobadora, abre los ojos y se coloca en su sitio. Aquí estamos. Con nuestra bancada panista impulsando una misógina propuesta de ley plagiada del Vaticano; con nuestra comunidad judía, italiana, francesa, alemana; con nuestra comunidad gay y nuestros gremios artísticos; con nuestros museos, nuestros grandes centros comerciales y nuestro deseo de ocupar un lugar destacado en el mundo.

La apertura a otras culturas y a otras líneas de pensamiento de las manifestaciones culturales y artísticas, la cerrazón de quienes no ven más allá de lo que sucede en San Pedro, el activismo de los que convierten la función del filme de Mandoki en una manifestación tan light como la imagen del Che Guevara en las camisetas de los consumidores del capitalismo imperial.

Y los jóvenes, esa marea deslumbrante conformada de cuerpos que, plenos de alcohol y de música, inundan las calles del Barrio Antiguo antes de ser extorsionados por la antialcohólica. Y esos mismos cuerpos en los corredores y las aulas de nuestras universidades, soñando con el futuro de esta ciudad destructiva y seductora, industrial.



II. El deseo

El escritor regio Óscar David López convocó a los visitantes de su página de internet para que enviaran peticiones en forma de plegarias. El evento cibernético, titulado "Plegarias Disponibles 2008", arrancó el martes pasado y hasta ahora han llegado textos de Toluca, Ciudad de México, Barcelona y Monterrey.

¿Qué desean quienes acostumbran leer bitácoras electrónicas relacionadas con la literatura, el arte y la cultura?, ¿cómo es esta singular comunidad de voyeuristas y exhibicionistas virtuales interesados en las lecturas, las obsesiones y la vida privada de los otros? Al parecer, cuerpo y espíritu preocupan a los participantes.

En una de las plegarias, el firmante desea que los eventos sencillos de la cotidianidad "sigan llenándonos de felicidad en los momentos exactos" y que las "células durmientes se transformen en carne sobre los huesos".

A este deseo de vivir con plenitud se une el de otro participante, quien acaso influido por la oleada de orientalismos que ha invadido a últimas fechas la ciudad, anhela cuidar su "cuerpo sagrado", el cual pretende dedicar en adelante a "la búsqueda de la visión".

Otro más, quejándose de haber perdido "el arte de escribir con belleza" y de que "uno mismo se vuelve viejo al verse reflejado", pide para el año próximo "un corazón enfermo", amores que "como tijeras" lo acaben de destrozar.

Hay uno en especial interesante. El suplicante se dirige a su cuerpo, rogándole que se aprecie, que vaya a tiempo "al encuentro del otro" y construya un discurso propio ante el mundo. "Que eres / soy cuerpo, recuerda", declara al final, como si, en lugar de una lista de deseos para el año nuevo, se tratara de un recordatorio existencialista.

Yo pediría lo mismo para nuestra Ciudad: los momentos exactos, la carne sobre los huesos, la visión, el corazón destrozado de amor, el aprecio por lo propio y el encuentro con los otros a partir de un discurso basado en su singularidad contradictoria y fascinante.

3 comentarios:

Óscar David López dijo...

Mon cherie:

Gracias, gracias, gracias.

Sabes que te quiero muchísimo.

Òudi-Ló

PD: ¡Todos manden sus Plegarias Disponibles!

Anónimo dijo...

Me sumo al agradecimiento de Óscar por la citación. Un abrazo.

Martha Cisneros dijo...

Que bonito que bonito ...