martes, junio 11

Sindbad en la isla de la ballena

En mi mesa de trabajo leo, en vez de revisar manuales y tareas. Primero el periódico, después las referencias de ciertos pintores que menciona Vila Matas en su columna de hoy y cuya obra me dio por buscar en Google, enseguida, irremediablemente, mi lectura del momento: Las mil y una noches. Se trata de la Historia de Sindbad el marino, el primer viaje. Después de embarcarse en Bagdad y bajar por el río hasta Basora, se interna en el mar. La cita del inicio del viaje es una hermosa imagen en cascada:

"...navegamos durante días y noches, tocando en islas y en islas, y entrando en un mar después de otro mar, y llegando a una tierra después de otra tierra. Y en cada sitio en que desembarcábamos vendíamos unas mercancías para comprar otras..."

Finalmente desembarcan en una isla especialmente acogedora, de vegetación bellísima. Algunos de los marineros encienden fuego y se ponen a cocinar, otros lavan ropa, otros pasean o se divierten para descansar de las "fatigas marinas".

De pronto, una especie de terremoto los sacude y el capitán se pone a gritarles desde la proa, pidiéndoles que regresen al barco. La isla es en realidad una ballena y el fuego que han encendido la despertó. Algunos alcanzan a llegar al barco y otros se quedan sobre la ballena que, al hundirse, recuerda el hundimiento de un trasatlántico. El Titánic, por ejemplo. Leonardo DiCaprio en el papel de Sindbad.

También recordé el Pinoccio de Walt Disney y un comentario de Paul Auster en La invención de la soledad sobre la diferencia entre esta historia y la del Pinoccio de Collodi. En esta última, o sea, la del autor original de la historia, Pinoccio y su padre están atrapados en el interior de un tiburón que sufre de asma y del corazón y por ello tiene la boca siempre abierta. El muñeco se arma de valor, se echa a su padre a la espalda y escapa nadando. En la versión de Disney se trata de una ballena. Pinoccio hace una fogata, provocando que la ballena estornude y ellos salgan volando. Hasta aquí el comentario de Auster.

En la película "Life of Pi" el protagonista llega a una isla viviente. No recuerdo si era una ballena.

Por último, la imagen de la gente pequeñita haciendo fuego en el lomo de la ballena me trajo a la mente los Viajes de Gulliver, sin olvidar que, al menos en nuestra tradición judeocristiana, el nombre del héroe de la ballena es Jonás y su historia está registrada en la Biblia.

Regresando a Sindbad, el barco se marcha y la enorme ballena se hunde. Como DiCaprio, o más bien DiCaprio como él, Sindbad se aferra a un objeto de madera: "Me aferré primero a aquel objeto", dice, "y luego pude ponerme a horcajadas sobre él, gracias a los esfuerzos extraordinarios de que me hacían capaz el peligro y el cariño que tenía yo a mi alma, que me era preciosísima."

El caso es que, literalmente, se le fue el barco a Sindbad... "el cual hube de seguir con los ojos hasta que desapareció de mi vista, y la noche cayó sobre el mar, dándome la certeza de mi perdición y mi abandono."

Hasta aquí la primera aventura de Sindbad. Volviendo al planeta tierra, tengo que ponerme a revisar manuales de inmediato.

2 comentarios:

Cristina dijo...

Gracias por el adelanto. Yo me puse a leer las historias que en mi edición hay entre la señora de los sabios y Simbad, que son varias de tradición talmúdica, y "El joven que no juraba" trata de un naufragio que separa a una familia en cuatro rumbos diferentes y que, gracias a Alá, vuelven a reunirse ya que el hombre es un rey magnánimo en una isla.
En VIDA DE PI la isla no es una ballena, pero es una isla carnívora. es el único pasaje fantástico de la novela.

Dulce M González dijo...

Por supuesto, Cristina, la isla en Vida de Pi es un ser carnívoro. Le pregunté a mi hija y tampoco lo recordaba. Gracias por el dato. La historia del Joven que no juraba es my bella, por ahí andará en mi versión. La buscaré. Gracias también por la lectura. Nos vemos el sábado.