sábado, abril 23

Últimas noticias del paraíso

Ah, mi querida Clara Sánchez, aun recuerdo cómo disfruté esa novela tan llena de asfalto, videoclubs, centros comerciales, gente viviendo como si nada. En cambio aquí me tienes con las últimas mías. Medio sufridoras y personalísimas:

Después de una visita a la librería Gandhi (aventura que, temeraria de mí, pagué con la tarjeta de crédito quedando metafórica y literalmente en la calle) caí en la cama debido a una infección intestinal que no deseo ni por asomo atribuir a mi querido perrolobo; pero ni modo, ni hablar, así es la realidad aunque intentemos taparla. Los besos directos al hocico tienen su precio y jamás se disfrutan con impunidad. (Ah, esos malditos placeres de la carne). Y al día siguiente párate de la cama para llevar a los alumnos a la exposición de Benjamín Domínguez en la Pinacoteca del Centro de las Artes.

Ahí te va Dulce-medio-desmayada arrastrándose entre los ángeles, los ropajes maravillosos, los rostros de otras épocas y los otros de los alumnos: sus gestos de sorpresa o aburrimiento a escoger. Personajes del barroco con cámaras fotográficas en las manos y la pobre víctima-medio-desmayada susurrando no, a mí no, fotos en este momento no y entonces correr al baño, sudar frío y de regreso los óleos, los ángeles, los ropajes maravillosos, etcétera. Cristina González, amena y erudita, explicaba la serie del matrimonio en el segundo piso (variaciones sobre variaciones) y fue entonces cuando ¿Ya viste la museografía?, pregunté a un alumno, y enseguida: Qué maravilla el laberinto, los cuadros flotando en la oscuridad. A mí no me gusta el arte, respondió el susodicho. Pues clávate en la arquitectura del museo, sugirió la maestra-guiñapo-diarréico, es bellísima. No me impresionó la del Louvre, dijo, imagínese. En ese momento fingí que la Virgen me hablaba y, abandonándolo con su cara de moco, dejé que se pudriera solito.

Debo confesar que anoche mejoraron las condiciones climáticas (aunque en la ciudad se puso a llover sobre mojado: sudábamos y sudábamos y de pronto el aguacero). Coral, Cuitláhuac, Javier, Ricardo y Félix me convencieron de tomar una copa de vino y la pasé delicioso. Hoy no sé, ando con el estómago en caos, y así.

Trompetillas de la Mujer Loba.
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Fin del noticiero.