jueves, septiembre 8

Puntualizando

A propósito de los comentarios que llegaron acerca del texto “Hoy me siento bien”, y después de agradecerlos (lo cual he hecho ya a través del correo privado), me gustaría señalar que, aún y cuando estoy consciente de que el texto es flojo, que no acierta a decir de manera contundente lo que se propone, la crítica en cuanto a que el texto es subjetivo e individualista está fuera de lugar.
Tanto la subjetividad, como el individualismo, constituyen el punto de partida del arte y la literatura. El material más importante con que cuenta el creador hacia la construcción de la obra es, precisamente, su subjetividad o, en otras palabras, la profundización que en lo íntimo, en lo absolutamente personal, el creador intenta realizar en torno a su condición de mortal, de ser viviente: lo humano. Hablamos aquí, por supuesto, de emociones, temores, deseos y, sobre todo, hablamos de la vida (constituida de experiencias absolutamente individuales) y de la muerte.
El hecho de que un creador refleje la realidad social y política en la que vive, no es forzosamente su función como artista, sino una consecuencia de esta profundización que hace en lo absolutamente subjetivo, ya que su condición humana se ve afectada por la realidad concreta en que se desenvuelve. Es de todos sabido que el único camino hacia lo universal es el proceso a través del cual el creador ahonda en lo individual.
En consecuencia, y aún cuando refleja su realidad social sin proponérselo, el texto literario es, por su misma naturaleza, profundamente subjetivo e individual.
El prejuicio en torno al tono “confesional”, último resquicio del pensamiento positivista y de la antigua y ya superada exigencia de objetividad en relación el creador y a su obra, es tema aparte.