lunes, mayo 15

Las terribles ventanas

Hoy estuve todo el día en la casa, sola. Fui feliz a pesar de todo. Siempre me hago una imagen del domingo. Me veo como en una película. Desde ayer me veía escribiendo. El sol a través de las persianas, el cafecito, la sensación de que estás disfrutando demasiado. Pero no pude.
Cuando me estaba a punto de deprimir con esas ideas espantosas que se nos meten a la cabeza (¿qué me pasa?, ¿por qué fregados no me puedo sentar frente a la estúpida computadora?, ¿por qué, mínimo, no lavo los platos?, ¿por qué la música como que no me entra?, etcétera) decidí hacer unos lonches, palomitas y me puse a ver una película.
Después de “Galáctica”, que había visto ayer con Marijose (nos pusimos muy tensas, al grado de que llegó un vecino, casualmente a regresar una peli, y casi lo corremos), me decidí por "La Ventana Indiscreta", de Hitchcock. Muy campante me puse a verla por enésima vez.
La mirada, las ventanas, la cámara, los binoculares. Los ojos como ventanas, las ventanas como ojos. Esa frase hermosa de que deberíamos salir y ver a través de las ventanas el interior de nuestra propia casa. El asunto fálico de la mirada cuando se pone la cámara en el regazo. La escultura del hombre con un agujero en el cuerpo. Un agujero que lo traspasa. La angustia de que está todo demasiado abierto. Pura ventana. Angustiante. Cuando Grace Kely baja las persianas, respiro.
Ver esa película es un reto para alguien como yo. Cierro todo en el depa, absolutamente todo, y enciendo el clima. Encerradita me meto al placer de sentirme totalmente expuesta en ese otro depa de la película. Qué horror. Qué paradoja.
El caso es que no pude escribir, pero sobreviví a la espantosa depresión de estar ahí, en la nada, sin poder escribir: me puse masoquista. ¡A disfrutar las ventanas!
Ya sé, qué enredo.

***
PD 1: Como que la música me está entrando de nuevo. Gracias, Hitchcock.
PD 2: Escribe Salvador y me dice que Sloterdijk es un Salvador, un nietzscheano ilustrado. ¿Evangeliza Sloterdijk? ¿Me está evangelizando a mí, que lo leo con tal fascinación? Cáspita, qué cuestionamientos. Mi primer impulso es salir en su defensa y es precisamente eso lo que me hace dudar. Auch. ¿Soy una conversa? Nietzsche abomina a los conversos. Nietzsche, nuestro mesías. Prometo pensarlo y responder desde otro lugar que no sea el de la pasión de los sectarios.
PD 3: También ésta es una ventana.
Ya basta.