lunes, junio 12

Homesick

Hay personas que son como nuestra casa. Puede ser que no las veamos durante meses, o acaso años, pero siempre las recordamos cuando nos sentimos nostálgicos. Una sola palabra puede convertirse en un lugar calientito para descansar. En ocasiones basta con un tono de voz.
Conectarse a una misma no es fácil en un mundo como el nuestro, en una ciudad así, poblada de pequeños mundos personales intentando salir al paso.
No sé cuándo escribí este texto, antes no les ponía fecha, pero recuerdo que la mañana era idéntica:

Recostada en el cuerpo se quitó los zapatos y ahora reposa en su tierra, en los suaves latidos de su pecho. Enseguida baja descalza, toma con cuidado la carne humedecida, se desliza en la sangre hasta llegar a las plantas de los pies.
Más allá del corazón hay un jardín, otra manera de seguir bajando, una niña que a la sombra de un árbol lee las cartas del Tarot.
Sus ojos se detienen en el instante en que te encuentra:
As de bastos en el jardín eres la niña el corazón de la niña eres el sol, esta melancolía de bajar con pies descalzos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El deseo del hogar creo que es natural en cualquiera que ha sentido lo que es el extrañamiento. Y sí, algunas personas son un hogar -pocas- como el mundo también puede serlo, en cualquier sitio, cuando somos euforia pura. Y la infancia no siempre la cargamos como un Anquises: quizá ese ser, ya dormido por décadas en nosotros, es también alguien con quien podemos decir nosotros, tú y yo… alguien en el cual encontramos, momentáneamente, el hogar.

Pero encontrar la posibilidad del encuentro es algo difícil, y absolutamente sublime cuando (nos) ocurre. Cuando la infancia camina descalza como uno más de nuestros amigos. Quién más será nuestro amigo hasta el fin, sino el pensamiento y la mnemosyne, que caminan por las calles en las palabras y los delirios del momento; y en la existencia que duerme bajo la vida.

Es un texto muy hermoso el que escribiste, Dulce. Me obligaste a re-visitarme.

E.

Dulce M González dijo...

Es más hermoso el texto que escribiste tú en el comentario, Eliot.

Hay un ser dormido en mí, murió hace 5 años, pero hay gente de mi familia que conserva su tono de voz. Yo lo tengo adentro.

Hoy el pensamiento y mnemosyne caminaron por las calles. Fue un día padre, después de todo. Recordé lo que dices del ánimo. Somos uno en la mañana y otro en la noche. Esta que soy ahorita te saluda, amigo.

PD: te debo una carta :)