domingo, agosto 6

Danza, cebollas y pecas

Fui a que me leyeran las cartas y en la lectura salí trabajando. Así estoy, todo el día. Dice my dear witch que ando con luz. Pos alabao. Estaba contenta (ella). Le llevé café y nos fumamos un friego de cigarros. Hoy desperté con un gripón. ¿Y la luz? Seguramente no tiene relación con los mocos.
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Durante la noche del viernes 4 al sábado 5 de agosto del 2006, a sus 12 años, Marijose vio el primer amanecer de su vida.
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Ayer anduve toda la tarde de teatro en teatro. En el ínter, Óscar, Eduardo, Marijose y yo fuimos a cenar unas ricas Mc Donalds. Después, en el espacio al aire libre del teatro de la ciudad, el viento nos revolvía el cabello y yo imaginé que estaba en otra parte. Sentir que estás "allá", en lugar de "aquí", es algo que pone de buen humor a la gente. Además, veíamos un extraño espectáculo de danza y Marijose comentaba cosas como "se me hace que están contando algo sobre la evolución". ¿Cómo sabe la Jojo que al bailar se cuentan cosas?
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Hoy vino mi vecino fotógrafo a tomarle fotos a mi mamá. Dijo que eran para una exposición. Le hacía preguntas y ella se ponía a platicar y entonces él tomaba las fotos. Muy pronto veré su carita hermosa, llena de pecas, en algún museo.
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Hoy le escribí a Carlos y le conté de la travesti que sale en mi nueva novela. Cuando la conozcas, le dije, te va a encantar. Y le hablaba y le hablaba de ella al escribir. Contar que contaste lo que cuentas en la novela es padre, porque tiene muchas capas narrativas. Como si contar fuera abrir una cebolla.
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Hablé con Eliot, dice que terminó su ensayo sobre Paul Celan. Pues muchas congrats.
Bueno, ya.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Imaginar estar en otra parte, enteramente otra, u otra dentro de la que uno ya está, creo que es la disyuntiva dorada de estar extrañado uno de uno mismo. No hay ningún momento más especulativo, más verdaderamente vivo, más alegre.

Imaginación, alegría, vita vere vitalis.

E.

Dulce M González dijo...

Ay, sí, la pasé padre, de extrañamiento en extrañamiento. Mi amigo Oscar y su amigo Eduardo (extrañas cadenas de la amistad) son excelente compañía. Ni hablar de la Marijojo. Fui a la luna jaja. Será que me encanta el teatro. Oye, ya me siento mejor, a ver si esta noche puedo leer tu texto. Te aviso...

Óscar David López dijo...

Chido. Eso mismo sentíamos Eduardo y yo. Creo que ahora comprendemos porque la gente (los no acostumbardos a la danza-teatro) nos veían con ojos de extrañeza. Eduardo y yo estamos felices. Creo que son buenos momentos no sólo para ti, creo que a la witch le faltó agregar "tienes dos amigos felices".

;-)


Óudi-Ló.

Dulce M González dijo...

Ahora que me acuerdo, también con ustedes estuve dale y dale con el travesti :S Aunque me parece que está mejor la historia del tal Chuy. Qué tipa! jaja