miércoles, septiembre 13

La otra es una taza vacía

Ella, la otra, anduvo buscando a sus antiguos amigos. Yo estaba dormida.
Partió del Coleccionista de huecos hacia Rizomas, ahí leyó un par de entrevistas a Félix Guattari, algo sobre la contracultura a través de la historia y salto a la página del Perro Cansado, que esta semana habla de música y de viajes. Después el Puerto Asterix, el Aldán y descanso en Apostillas. Enseguida Lefty y de nuevo al Coleccionista. Uf, qué viaje.
Mientras tanto, yo soñaba en los textos que me alimentaban antes y me provocaban escribir. Preparar un cafecito antes de encender la computadora. Beberse los diarios de otros. Descubrir en ellos ese brillo tan común y corriente de lo cotidiano. Yo me retorcía entre las sábanas mientras ella, la otra, comía un sándwich de queso fresco con germinado de alfalfa (anda en su época saludable).
Pero ella, la que no duerme, no encontró a nadie. ¿Será que el vacío lo lleva dentro?
La otra, la que no duerme y siempre está escribiendo, anda buscando la manera de que su sándwich le llene el vacío de la panza. Es muy romántica y muy cursi en esto de la literatura. No despega nunca. No aterriza. Como hoy leyó a Guattari, anda con la idea de que es una máquina deseante, la muy ingenua.
Fue en julio cuando encontró alguna forma de amplitud. Durante una semana no salió ni a la esquina. Comía pescado a la plancha acompañado de una copa de vino. Veía las películas que nunca quiso ver. Leía. Entonces se puso a escribir y la sensación era la misma de cuando cocina. Todo el gozo en el verde de las hierbas con las que sazona los platillos, en los cortes precisos sobre el tomate o la zanahoria. El mundo compacto en las palabras. Los olores de la vida intensos sobre la estufa.
Pero nada dura para siempre, la prueba es que muy pronto se vació de nuevo y aquí está, buscando reinventarse mientras yo duermo.
Que la otra le pare de una vez a sus manías, a sus intentos de llenarse de algo. Yo estoy cansada, dormida.

3 comentarios:

Julio dijo...

Hola, Dulce. Al leerte me dio harta hambre, je. Por aquí seguiremos.

Dulce M González dijo...

Sí, a mí también. Es que la otra es muy tragona y nada más está hablando de eso. Saludos, Julio.

Anónimo dijo...

¿Lo escribiste tú?
Me encanta.