sábado, octubre 14

Sobre el Encuentro

Literespacio / La supuesta realidad
Por Dulce María González
El Norte

Durante el Encuentro Internacional de Escritores, celebrado del 5 al 7 de octubre, los invitados nos pusimos a discutir acerca de los bordes. Un tema a la medida del oficio para quienes la pasamos entre el aquí y el allá, entre el "to be or not to be" de los personajes y de la propia presencia en la escritura.
De las fronteras geopolíticas hablaron unos cuantos. Imposible hacer a un lado esta problemática, ante la inminencia del muro que construirán nuestros vecinos del norte y lo que esto significa a todos los niveles de interpretación.
Para el dramaturgo tijuanense Hugo Salcedo, por ejemplo, la migración es un "teatro de carne y hueso", la puesta en escena de la orfandad del hombre en el nuevo siglo.
No obstante, la mayoría decidió escribir sobre otros tipos de fronteras más relacionadas con el oficio. La preocupación por los límites del lenguaje, por las fronteras entre ficción y realidad, y las que dividen a los géneros literarios dio lugar a sendas mesas de ponencias y posteriores sesiones de diálogo con el público.
Senel Paz dejó claro que la realidad es un concepto filosófico. Su postura, relacionada con la imposibilidad de establecer fronteras, dado que nuestro sentido de realidad tiene como base lo que imaginamos del mundo, me recordó las afirmaciones de Slavoj Zizek, en el sentido de que aquello que consideramos real es en el fondo una fantasía.
Y aunque todos en las mesas estuvimos de acuerdo en que lo real es algo inaccesible, quedó claro que no sólo podemos imaginarlo, sino que además hablamos de ello, establecemos sistemas de referencia, escribimos sobre temas que nos inquietan e intentamos ponernos de acuerdo.
Hubo invitados que no pudieron evitar hacer lo que mejor saben: crear imágenes, mundos. En plena época conceptual, no sólo los pintores son capaces de provocar que aparezca en la mente de otro algún objeto intangible.
Felipe Montes, por ejemplo, habló del "modelo de los mundos posibles". Su ponencia, que recuerda el gusto del argentino César Aira por crear maquetas arquitectónicas al escribir, propone que el mundo real es un mundo ficcional, uno de tantos. En este sentido, el mundo real, junto con otros mundos posibles, se encuentra contenido en el lenguaje.
Un momento interesante del encuentro fue cuando Teresa Porzecanski habló del lenguaje periodístico. Dado el "espesor" de la realidad, sus aspectos indescriptibles, desde su perspectiva la nota periodística es sólo un recorte selectivo que, no obstante, pretende ofrecer transparencia.
Porzecanski aseguró que actualmente se da una uniformización de las mentes a través de los medios, lo que convierte a la información en un simulacro.
El tema propició que alguien del público hablara de la "ficción" del triunfo de Calderón, a lo que Pedro de Isla respondió comentando que la ficción no es exclusiva de uno de los actuales extremos políticos, sino que los incluye a ambos.
El asunto de nuestra situación política y la manera como esta "realidad" es descompuesta y en seguida reordenada por los medios, o sea, "ficcionada" por el discurso periodístico, abrió una discusión interesante que era imposible agotar en ese momento.
Al ver lo que sucede en Oaxaca, la manera como un grupo de maestros desesperados, muertos de hambre, se enfrenta a las autoridades. Al releer el informe de la SEP sobre el bajo nivel académico en las escuelas, y escuchar las quejas de la opinión pública, para la cual, si los maestros tienen una vida digna o no, es lo de menos.
Al observar cómo un grupo político se aprovecha de la situación, y la manera como se desvía la atención de las protestas que originaron el problema.
Al advertir el temor general en relación a la ruptura del orden y el estado de derecho, no puedo menos que aceptar que Porzecansi tiene razón: el espesor de la realidad es enorme.

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