sábado, noviembre 25

Recuento y Nostalgia

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Dulce María González
El Norte

I. El recuento

No sé cómo habrá sido para un hombre tener veintitantos en los años 80, pero puedo asegurar que, para una mujer cuyas aspiraciones iban más allá de casarse y tener hijos, era bastante difícil. Entonces la mujer era un ser de segunda y había que armarse de valor y aprender a nadar contra la corriente.

Con esto no quiero decir que la discriminación hacia las mujeres haya desaparecido, pero no puedo evitar recordar aquella época como una pesadilla y, a la vez, como un reto.

Además de la falta de equidad tan extrema, nos había tocado en suerte nacer en una Ciudad donde las convenciones sociales asfixiaban cualquier sueño que no fuera el de los cuentos de hadas.

No obstante, había escritoras en plena producción: Rosaura Barahona, Patricia Laborde, María Belmonte, Minerva Margarita Villarreal y Leticia Herrera entre ellas. Cristina Villarreal se había marchado de la Ciudad para cuando aparecí en el entorno.

De Leticia Herrera me llamaban la atención su rebeldía y su arrojo. Caracterizada por el lenguaje directo y la sencillez, su poesía profundizaba en el momento a partir de elementos cotidianos y de una oralidad bastante trabajada, lo cual rompía con los convencionalismos de entonces y aportaba espontaneidad y frescura a los textos.

Leticia se tomaba en serio su oficio, trabajaba muchísimo y con seriedad. Tomando en cuenta la época, me sigue pareciendo admirable que mis maestros y compañeros escritores, varones todos ellos, hablaran de su trabajo con respeto.

Los años 90 fueron un buen ejemplo de polarización literaria. La mayoría de las narradoras (Patricia Laurent, Graciela España, Malena Múzquiz, también poeta esta última, y una servidora) nos agrupábamos en torno a "La Mancuspia". Aquel primer momento del grupo, en el que también participaron Anna Kullick, Ofelia Pérez, Óscar Efraín Herrera, Mario Anteo y Chema Mendiola entre otros, era liderado por un hombre: Héctor Alvarado. Bendito sistema patriarcal.

Por su parte, los narradores Hugo Valdés, Eduardo Parra, David Toscana, Pedro de Isla, Felipe Montes y más tarde Antonio Ramos unieron esfuerzos en "El Panteón". Gabriela Riveros estaba relacionada con aquel singular Club de Tobi; no obstante, he aquí otro dato curioso, tengo entendido que no tallereaba con ellos ni asistía a las reuniones.

Y aunque estas agrupaciones se disolvieron al final de la década, "Ocho Ensayos sobre Narrativa Femenina de Nuevo León", de Conarte, de Hugo Valdés, además de lograr una mirada a fondo acerca de la narrativa escrita por mujeres, aporta un significativo punto de encuentro en la producción literaria de fines de milenio en nuestro Estado.



II. La nostalgia

El caso es que yo veía a distancia a Leticia Herrera, la seguía con interés. Años después, cuando habíamos dejado los veintitantos, pero aún éramos jóvenes, Patricia Laurent llegó a una de las reuniones de la UVA (Unión de Viejas Ácidas, singular taller de los 90 que ambas compartíamos con Anna Kullick) con la novedad de que había invitado a Leticia.

Nos comentó que se la había topado y, al conversar con ella, se percató de que era un elemento imprescindible para el grupo. Aquella noche pudimos constatar que, en efecto, Leticia era una UVA que ni mandada a hacer. Una vez desplegada la hechicería con que contábamos, logramos que se quedara durante un tiempo después del cual, como todo en la vida, también ese pequeño grupo se esfumó.

Poco después de nuestro primer encuentro, Leticia presentó un libro en la Biblioteca Central. "Caracol de Tierra", si no me equivoco. En aquella ocasión, Patricia, Anna y yo leímos sus poemas de espaldas al público. ¿Por qué?, ¿qué significaba para Lety, para nosotras, aquella posición de rebeldía, esa actitud suicida, simbólicamente hablando? No lo recuerdo.

Guardo muchos otros momentos en la memoria, lecturas fragmentarias del trabajo de Leticia a través de los años. Pero no fue sino hasta hace unos días, a partir de la lectura de "Poemas incompletos (1984-2006)", publicado en la colección Anaquel de la Universidad de Guanajuato, cuando obtuve una imagen clara de su proceso de creación: los textos que conocía poseían un lugar específico en el trayecto de una expresión poética singular, asentada en largos años de relación con el lenguaje.

Quizá por ser consciente de ello, de lo profunda, intrigante que puede resultar toda una vida avanzando en la poesía, cuando me topo con Lety se me aparece de pronto la joven de veintitantos, rebelde, desvalida detrás de su coraje, o la treintañera que llegó a la UVA de milagro y cuyos poemas leí de espaldas.

No sé si Leticia Herrera se da cuenta de lo que ha hecho, de lo que ha escrito. Mis maestros y colegas de los años 80 lo advertían desde entonces.

6 comentarios:

susana vega dijo...

Dulce, qué buen texto. A mí también me patea la nostalgia, a veces en los riñones, a veces en la migraña. Y buen homenaje a Lety Herrera, bien merecido, a mí también Lety me intrigaba y me causaba una especie de cocktail entre miedo y admiración que aún, de vez en cuando, sobre todo cuando andamos sobrias, me asalta.

Dulce M González dijo...

Paty, paty, ¿dónde andas? Ya me dijeron que escribes todas las mañanas en un café, frente al mar...

La intrigante Lety... si vieras qué libro tan hermoso...

Se te extraña por acá, drunk angel...

Anónimo dijo...

I've been reading you.
Is it true that you had another blog? What happened?
And one more question: Who are you, the one who lives or the one who writes? What's the difference anyway?
(Those where 2 questions right?)
(Three now hehe)
Best,
Chris

Dulce M González dijo...

Hola, Chris:

Gracias por tus palabras y tus tres preguntas.

Un abrazo,

Pancho Salinas dijo...

HOLA QUE TAL, MIENTRAS TE LEIA, NO PUEDE EVITAR EL SUSPIRO... SABES RECUERDO HABER ASISTIDO A ALGUNA LECTURA DE LOS MANSCUSPIOS, ALLA POR EL 94 EN UNA BARECITO POR ECOBEDO Y 5 DE MAYO, EN ESE TIEMPO ME NEGABA A LA ADAPTACION,TRABAJABA CUANDO QUERIA, Y SI NO TRAIA DINERO PARA REGRESAR A CASA ME VENIA A PIE O PEDIA RAID... ME VALIA MADRES NO HABER COMIDO EN TODO EL DIA... CHALE, TU TEXTO ESTA CHINGON... GRACIAS

Anónimo dijo...

TENGO QUE DECIR ALGO, PERO NO SÉ QUÉ,

anna