martes, octubre 30

Aventuras del huevo bipolar y rebeldía de los personajes

Las emociones nos convierten en huevos.

Ahí está nuestro blanquillo (checar el término), en la orillita de la mesa, escribiendo a mitad del peligro. Los textos que resultan de tal malabarismo suelen ser buenos. El huevo se siente satisfecho mientras se balancea ante el abismo.

El problema es descuidarse, le digo, dejarse ir en caída libre hacia el piso de la cocina. Se rompe la cáscara y así, desparramado sobre los mosaicos, no se puede escribir nada.

Pobrecito huevo, dice el huevo, y prepara un vaso de chocomilk. Esa bebida, cualquiera lo sabe, te pone fuerte.

La otra solución es desintoxicarte, le digo, pasar el día entero comiendo melón o manzana, vestirte de blanco y meditar. Las emociones tóxicas salen a través del hígado, que las procesa y las elimina. Entonces los huevos se alivian hasta de la sinusitis y, como un milagro, les empieza a salir cáscara. Y al día siguiente regresan a la canasta.

Los huevos bipolares no son tan listos que digamos: tú, menos (eso lo dijo la Mujer Loba).

Qué metiche (lo digo yo) (¿quién es yo?).
Qué tonta (lo dice ella) (¿cuál ella?).

Basta (eso lo dijo el huevo desde la canasta de huevos de la cocina).

A la que escribe ya se le sublevaron los personajes y teme un motín. Está a punto de poner un punto final para solucionar el apuro.

¿Qué tal acudir a la técnica narrativa, resolver el problema con pequeñas dosis de gramatología, con alguna teoría estrafalaria sobre el discurso? (es de nuevo la Loba).

Punto.

4 comentarios:

Ofelia Pérez-Sepúlveda dijo...

Gracias por los laberintos y por la valentía y por el inteligente humor

Dulce M González dijo...

Hola, Ofelia. Gracias a ti por estrenar los comments. Que tengas un lindo día.

susana vega dijo...

Dulx, qu� bueno volver a encontrarte, leerte, disfrutarte. Por ah� luego me cuentas del blog de Alberto y el art�culo del gato. Un abrazo

Dulce M González dijo...

Hola, Paty: Ya vi el artículo, muy inteligente el gato. Ojalá hubiera gatos así en las librerías de acá. Saludines desde la tierra del cabrito que es tan grasoso y tan caro. Besos, besos...