Para ti, vigilante a quien vigilo.
Sucedió anoche, cuando dormía. Me convertí en ella. Penetré su cuerpo de animal y fui el peso de sus músculos, la mirada de sus ojos penetrantes. Al moverme, sentía la suave presión del aire y del piso y eso me provocaba avanzar con flexibilidad, dueña del territorio de mi cuerpo, mi casa.
No era precisamente la Mujer Loba. Ella es un ser mitad animal, mitad humano; un puente entre la realidad concreta y el lenguaje, entre el mundo y la imaginación. Esto era ser otra cosa. Una demasiado concreta, demasiado tierra, huesos, sangre. Una que era una fluidez en sus límites. La masa viva inmersa en sí, concentrada en su divinidad interna, animal.
Sucedió anoche, cuando dormía. Me convertí en ella. Penetré su cuerpo de animal y fui el peso de sus músculos, la mirada de sus ojos penetrantes. Al moverme, sentía la suave presión del aire y del piso y eso me provocaba avanzar con flexibilidad, dueña del territorio de mi cuerpo, mi casa.
No era precisamente la Mujer Loba. Ella es un ser mitad animal, mitad humano; un puente entre la realidad concreta y el lenguaje, entre el mundo y la imaginación. Esto era ser otra cosa. Una demasiado concreta, demasiado tierra, huesos, sangre. Una que era una fluidez en sus límites. La masa viva inmersa en sí, concentrada en su divinidad interna, animal.
3 comentarios:
Ah, órale, ¿o sea que es como el dengue? Jaja.
Besote,
Òudi-Ló
PD. Anoche Ro y yo disfrutamos muchísimo la cena. Gracias.
Hola, Osc;
yo también disfruté cantidad de su compañía,
me pregunto cuál es la relación entre la cena, el sueño de la pantera y el dengue,
mmm...
:)
oigan, qué presumidos.
gaby.
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