sábado, agosto 23

¿Andabas huyendo, Elena?

A 10 años de su muerte, cumplidos ayer, se recuerda a la poblana Elena Garro, escritora genial y desesperada heroína de su tragedia. Su posición política, su autoexilio, los enfrentamientos con su ex marido, Octavio Paz, y sus contradictorias declaraciones, dieron lugar a que su vida se volviera una especie de intenso thriller.

Publicado en la sección Arte, periódico El Norte, de Monterrey

I. Una heroína fascinante

Apasionada, enfurecida, intensa, genial, la obra de Elena Garro, considerada por muchos la más grande escritora mexicana después de Sor Juana, fue apareciendo en nuestra escena literaria en medio del escándalo.

Los problemas personales y políticos que enfrentó Garro a lo largo de su vida no sólo marcaron su obra, sino que dieron lugar a una constante polémica.

Su posición política, bastante confusa hasta hace apenas un par de años; su largo autoexilio en España y, posteriormente, en Francia; los constantes enfrentamientos con su ex marido, el poeta Octavio Paz; sus contradictorias declaraciones a la prensa; todo ello dio lugar a que su vida se convirtiera en una especie de thriller en el que no era posible dar pie con bola.

Con su regreso a México a principios de los 90, después de más de 20 años de autoexilio, Garro se convirtió en un personaje del que, para bien o para mal, todo mundo opinaba. Por un lado la atacaban, por el otro, la defendían con pasión. Públicamente mostraba las dos caras que fascinan a los especialistas y a los lectores comunes: locura y genialidad.

Haber vivido a la sombra de un poeta reconocido y poderoso como lo fue Paz; haber padecido pobreza, aislamiento y abandono, mientras el Nobel de Literatura mexicano brillaba y disfrutaba de la admiración del mundo entero; haber experimentado todo lo anterior desde la posición de víctima, impulsó a Elena a escribir asombrosos cuentos, novelas y obras de teatro, al tiempo que se transformaba en una desesperada heroína de tragedia.

II. El matrimonio asesino

Garro nació el 11 de diciembre de 1916 en Puebla. Pasó su infancia en la Ciudad de México y en Iguala, la mítica Ixtepec de su primera novela, "Los Recuerdos del Porvenir". En 1936 ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Fue coreógrafa del Teatro Universitario y miembro del grupo Poesía en Voz Alta, que Paz coordinaba.

Lo conoció a los 16 años y en 1937 se casó con él. El matrimonio tormentoso con Paz, que la marcó para el resto de su vida, finalizó en 1959, pero ella aseguraba haber vivido con él durante 30 años.

"Me casé para poder tomar café", decía.

Según la versión de su biógrafa, compiladora y principal promotora, Patricia Rosas Lopátegui, autora de libros en torno a la vida y la obra de Garro y acusada por Helena Paz, hija de los escritores, de haber robado la mayor parte del archivo de su madre, "Octavio Paz y el gobierno federal opacaron la figura de Elena Garro".

Lopátegui insiste en que hubo un complot y asegura que Paz siempre intentó someter a Garro. Eso fue evidente desde el principio, dice, cuando el poeta le impidió continuar con sus estudios.

En concordancia con esta versión, Emmanuel Carballo opina que Paz "gobernó mal a su familia" y no supo apoyar el enorme talento de su esposa.

Emilio Carballido, José María Fernández Unsaín y René Avilés Fabila, quienes promovieron su retorno al País en 1993, eran contrarios al grupo de Paz, aunque no lo mencionaban abiertamente en sus declaraciones.

Del otro lado de la cancha, Elena Poniatowska asegura que Paz sí apoyaba el trabajo de Elena, mientras ella lo atormentaba constantemente y lo hacía padecer.

En el prólogo a "El Asesinato de Elena Garro", de Rosas Lopátegui, Poniatowska descalifica la tesis de la biógrafa y se muestra en desacuerdo con la interpretación que da a los documentos ahí publicados.

Por su parte, en un artículo publicado en 1996 a propósito de la aparición de "El Asesinato...", Christopher Domínguez asegura que las tesis de Lopátegui son desvaríos y comenta que Paz fue "la amenazante hipóstasis del mundo para Garro". Para apoyar su opinión, cita una de las últimas declaraciones de la autora: "Yo vivo contra él, estudié contra él, hablé contra él, tuve amantes contra él, escribí contra él y defendí a los indios contra él. Escribí de política contra él, en fin, todo, todo, todo lo que soy es contra él. (...) en la vida no tienes más que un enemigo y con eso basta. Y mi enemigo es Paz".

Lo cierto es que, justificado o no, el sentimiento de rechazo y persecución provocó que Garro viviera atemorizada durante más de 20 años, en medio de una miseria económica cuyo ejemplo más patético es su estancia en un asilo para mendigos en Madrid, en 1978.


III. El rompecabezas político

Durante años se dijo que el motivo de que Garro hubiera huido del País en 1972 fue la "cacería de brujas" desatada por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz a partir de la matanza de Tlaltelolco en 1968. Esta versión, apoyada por Rosas Lopátegui, daba a entender que Garro había simpatizado con el movimiento estudiantil.

Sin embargo, en los artículos de Garro anteriores y posteriores a la masacre podemos advertir que su denuncia es en contra de los intelectuales de "extrema izquierda", quienes, de acuerdo con su versión, después de azuzar a los jóvenes, los abandonaron a su suerte.

El 6 de octubre de 1968, Garro escribe en el periódico La Prensa que fueron "los catedráticos e intelectuales izquierdistas los que los embarcaron (a los estudiantes) en la peligrosa empresa y luego los traicionaron", más adelante les pide que "den la cara" y asegura que no se atreverán, puesto que "son unos cobardes".

Como era de esperarse, la comunidad intelectual no sólo la rechazó a partir de estas declaraciones, sino que la acusó de loca y pertenecer a la CIA, creando en torno a ella una atmósfera de hostilidad.

Por otro lado, Garro admiraba al priista Carlos Madrazo (padre de Roberto Madrazo) y apoyaba sus proyectos reformistas en sus artículos. Años atrás, cuando Madrazo era líder del partido oficial, la escritora había entrado en contacto con él a raíz de su activismo en el campo agrario.

Garro apostaba por Madrazo y esto era del conocimiento público. Hay quienes aseguran, también, que la autora anhelaba un puesto en un futuro Gabinete.

Como sabemos, el político competía en ese momento con Echeverría por la candidatura a la Presidencia y un año después murió de manera sospechosa en un accidente aéreo en El Fraile.

Si agregamos la renuncia de Paz a la Embajada de México en la India en protesta por los sucesos de Tlaltelolco, no es difícil comprender que Garro se sentía vulnerable por todos los flancos.

"Me tuve que ir después de lo del 68", declaró en entrevista para EL NORTE, "todos me decían muchas majaderías, yo no supe qué pasó, buscaron a quién echarle la culpa (...) según esto por respaldar al gobierno en los hechos de la Plaza de las Tres Culturas".

Sin embargo, en julio de 2006 se desclasificaron documentos que ponen en evidencia la participación de Garro como informante de la Dirección Federal de Seguridad de Díaz Ordaz, actividad a través de la cual, se dice, denunció a personalidades como Leonora Carrington, Rosario Castellanos, Leopoldo Zea, Eduardo Lizalde y Carlos Monsiváis, entre otros, de instigar el movimiento estudiantil.

En su libro, Lopátegui asegura que "ponerla como traidora de los intelectuales" fue parte de un complot orquestado por Echeverría con el fin de "asesinarla política y socialmente". Según ella, los documentos desclasificados son una gran mentira.

Contrario a este punto de vista, Christopher Domínguez considera que Garro habría querido comprar protección para ella y para su hija Helena a cambio de seguir informando a la policía política de lo que ocurría en los círculos intelectuales involucrados con el movimiento.

Al jugar al doble agente, Garro habría terminado por ser una espía espiada.

IV. El resto es monumental

La obra de Garro anterior a su autoexilio revolucionó a la literatura hispanoamericana.

"Los Recuerdos del Porvenir", publicada en 1963, es una novela cuyo narrador es el pueblo de Ixtepec y en la cual los diferentes tiempos históricos se empalman y fusionan, logrando una síntesis de nuestras dos herencias.

Por su manejo de elementos fantásticos es considerada precursora del realismo mágico, y es la primera novela que problematiza la época posrevolucionaria valiéndose de un lenguaje poético.

Antes de esta publicación, reconocida con el Premio Villaurrutia y considerada su obra cumbre, Garro había publicado en 1958 "Un Hogar Sólido", libro que reúne seis piezas de teatro muy alejadas del realismo costumbrista del momento. Esta serie de textos inauguró un teatro moderno que rompía con el espacio y el tiempo realistas y se adelantaba a su época.

Garro publica en 1964 una colección de cuentos bajo el título "La Semana de Colores", entre los que destaca "La Culpa es de los Tlaxcaltecas", texto lleno de intertextualidades donde aborda la caída de Tenochtitlán, propone la abolición del tiempo cronológico y disecciona las dos cosmovisiones mexicanas, que se entrecruzan y fusionan.

A partir de los cuentos de "Andamos Huyendo, Lola" (1980), publicados en el tiempo del autoexilio, Garro deja atrás la magia y los juegos temporales para iniciar una nueva etapa creativa en la que la realidad sórdida y descarnada sustituye a la fantasía.

Los personajes habitan ahora una realidad clausurada y en las atmósferas apesadumbradas y asfixiantes se instalan la angustia y el terror de la persecución.

A esta época pertenecen "Testimonios sobre Mariana" (1981), "Reencuentro de Personajes" (1982), "La Casa Junto al Río" (1983), "Y Matarazo No Llamó" (1991), "Inés" (1995), "Busca Mi Escuela y Primer Amor" (1996), "Un Corazón en un Bote de Basura" (1996), así como dos novelas publicadas en la Editorial Castillo de Monterrey: "Un Traje Rojo para un Duelo" (1996) y "Mi Hermanita Magdalena" (1998).

Garro pasó los últimos cinco años de su vida en Cuernavaca, Morelos. Murió el 22 de agosto de 1998. Ningún escritor acudió a su entierro.

2 comentarios:

Leo Lobos dijo...

con mis saludos desde Santiago de Chile

un abrazo y is felicitaciones desde el sur del mundo

Leo Lobos

Diabliyo dijo...

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