sábado, junio 19

dichoso el retorno

publicado en la columna literespacio. sección vida de el norte.

comienza el verano en monterrey, las actividades del semestre están por concluir y eso ayuda a que las lecturas cedan al placer de la dispersión. tengo una pila de libros sobre mi mesa de trabajo y hace un par de días empecé a avanzar en todos ellos a la vez. con delicia. de manera alternada, progresiva o en contrapunto. leer de esta manera tan holgazana es algo muy parecido a dar pequeñas mordidas a un trozo de pastel.

los diarios de enrique vila-matas, el número de aniversario de la revista de psicoanálisis me cayó el veinte, el libro sobre el goce de braunstein, los ensayos sobre la violencia de zizek, la novela de atiq rahimi que ganó el goncourt en el 2008, el intercambio epistolar entre houellebecq y lévy, un poemario de eduardo zambrano y los ensayos sobre la razón caprichosa publicados en el 2006 por el cabildo de gran canaria. todo esto a como va cayendo en las manos. ¿qué más se puede pedir?

si agregamos el mal hábito de estar siempre escribiendo, se comprenderá que no haya podido reunir una pizca de voluntad para enterarme bien a bien de la manera como un aspirante a la vocalía de literatura de conarte está intentando sacar de la jugada a un contrincante. visto desde mi apetitosa mesa de trabajo, el asunto suena a distracción enviada por el diablo o algún otro representante de la muy regiomontana neurosis.

¿a quién se le ocurrió que los escritores estamos para hacer política de tipo oficial o gastar nuestra energía en discusiones inútiles?, ¿no es demasiado hacer el juego a las instituciones, demasiada extroversión para alguien que escribe desde el exilio, precisamente, de la palabra?

vila-matas expresa lo descubierto en su actual (y obligada por motivos médicos) actitud de resistencia a las demandas del mundo: "cuando escribo en casa, me acuerdo de los días en que era muy joven, y en esa misma mesa de siempre comencé a escribir y para mí hacerlo era apartarme, detenerme, demorarme, retroceder, deshacer, resistirme precisamente a esa carrera mortal, a esa frenética velocidad general en la que después acabé viéndome involucrado".

en lo personal, me parece dudoso que colocarse en alguno de los bandos de una pugna que, de hecho, funciona como acción legitimadora de una institución gubernamental guarde alguna relación con la experiencia del libro o la resistencia del creador desde el exilio del lenguaje.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me quedo pensando que viajar hacia fuera es estar en diferentes lugares a diferentes tiempos y viajar hacia dentro es estar en diferentes lugares al mismo tiempo pero sin importar el tiempo.

Viajando hacia dentro te recuerdo, a punto de empezar "con Ce de César", a unas horas de viajar (hacia fuera por cierto), a la distancia del anonimato.

guille

Dulce M González dijo...

gracias por asomarte de vez en cuando, guille, gracias por tus palabras y tu generosidad y tu lectura de mi libro, saludos y bienvenido de nuevo a este espacio

Anónimo dijo...

Lo terminé hoy a mitad de viaje, no lo podía soltar, aunque me lo tuve que llevar a dos tandas. Me hubiera gustado leerlo en "desorden" porque al final sentí que cada parte se sostenía por sí sola, me gustó y tal vez me le acerque otra vez así como te digo, saltando de un lado a otro.

Nunca he dejado de asomarme, no sé si te lo dije pero creo que lo sabías. Me supongo como esos personajes que desaparecen y aparecen en diferentes novelas de un mismo autor. Así me hago de un lugar en tu mundo de letras, como un personaje, en otro capítulo.

Gracias a ti que estás aquí, o en alguna parte.

guille