domingo, noviembre 7

La escritura en juego: carta a la mirada que es el corazón de la nuez



Lo importante en todo caso es la presencia: tenernos presentes de alguna extraña manera. Necesito tanto tus ojos, tu lectura de pronto, de vez en cuando, confirmando que sí, ahí estás, ahí está el orden, la solidez del mundo. Y entonces perder el miedo.

Ya está: mi Lector es la solidez del mundo.

Lector: fantasma-cofre donde me acomodo en sueños, donde coloco mis pedacitos de vida sin que Lector se de casi cuenta. Para que no se vayan volando, para que el desorden no se los coma con sus enormes dientes. Pongo esos trozos de vida en Lector trabajando. Y se crea el orden sin que Lector se de casi cuenta, como si Lector fuera una caja de cristal con un corazón adentro.

Invento una historia. Hay unas alas enormes en el encuentro y hay magia, neurosis, sustancia humana concentrada. Imagino que la vida se resume en una noche y entonces llevo a Lector al acotamiento. Le digo: mira bien lo que está pasando, porque sin tus ojos se desvanece la historia: me desvanezco.

Imagino a Lector furioso, en el trabajo: los ojos ardiendo, el alma entera y el cuerpo deseando que llegue el fin de semana. Y yo en la pantalla de la computadora, diciendo eres mi caja de cristal, mi contenedor de palabras, mi corazón. Lector piensa: ¿qué tipo de presencia es ésta entre tanto problema de trabajo?

Para mí, eres tus ojos leyéndome, pienso-escribo para Lector.

Cuento con tus historias, dirá él, acaso.
Lector solidez del mundo, responderé a mi vez.

Mientras tanto, la vida se desentiende de ambos. Y sucede...

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