martes, febrero 15

Antivalentineana

Todo indica que, una vez más, sobreviví al día del amor y la amistad. Qué celebraciones. Esta vez me encerré en casa, decidí no hacer nada ni hablar con nadie. El tema del amor. En alguna ocasión me vestí de rojo y salí a trabajar con la fantasía situada en el color de la falda: el amor es algo ligth, me decía, una celebración como la de Halloween. Regalar corazoncitos de papel fingiendo que nadie te lo ha pisoteado, el de verdad, el pequeño corazón de la infancia. O decir felicidades a todos, repartir chocolates con cara de todo va bien, siempre, la vida es una dulcería en un mol de gringolandia. ¿De verdad ocupamos un día así para mostrar lo evidente, que queremos a cierta gente y la procuramos, que otros nos caen en la madre? Como dice el viejito malhumorado en la portada de la sección Vida del periódico El Norte de hoy: “ba-su-ra”. Así como hay un día de no-cumpleaños en la historia de la literatura, propongo el día del no-Valentín. Y que el amor dure el resto del año. Eimén.