miércoles, julio 13

Ajum

La Mujer Loba tiene sueño y, oh dios, hambre de sangre, de luna, de plantas que estallen de verdes bajo las plantas de los pies. Y sin embargo qué fiaca, dice, qué flojera. Mejor soñar, acariciar el alma que ya duerme. Es entonces cuando se vuelve y mira la almohada tan suave, el libro tan abierto. Me dice ciao, Dulce, esta noche me voy sin el cuerpo, de juerga entre las páginas me voy hasta pronto, hasta mañana. Al despertar creerás que de verdad fue un espejismo esto del libro con su mujer marchándose, en busca de sangre mientras yo me echaba a dormir. Bona notte, murmura, dice, susurra bajo los párpados.