domingo, julio 9

Hoy: transparente como el agua

Una reunión con pintores es casi una experiencia mística. Se ponen a hablar de colores durante horas. ¿De qué color ves esta servilleta? Y a discutir.
Los pintores de anoche toman martinis y unas bebidas raras, brasileñas, traídas desde aquellas lejanas tierras por el cosmopolita Oswaldo.
Anoche hice una apología de la existencia single. Excepto los anfitriones, todos ahí éramos singles y tan felices. La diferencia con las reuniones de escritores es que aquí se platica rico (¡te escuchan!).
Cuando me hablaron para invitarme, me dijeron: “es una reunión para celebrar la vida”. Entonces sí voy, pensé, y recordé a otros pintores amargados que se la pasan quejándose. Desde mi punto de vista, los amargados son la excepción. Quizá lo digo porque a mí generalmente me da por ser positiva. Es mi debilidad. En fin.
El caso es que hoy desperté pensando en la importancia de los colores y de esas pláticas sin tanto sentido que digamos, pero que te provocan pensar que el mundo no es un lugar tan difícil ni tan complicado.
Los humanos somos simples en el fondo.
Basta con darnos cuenta.

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