sábado, octubre 28

Coetzee y la vejez

Literespacio / Experiencias en el extremo
Por Dulce María González
El Norte

Coetzee

Pocos autores profundizan en el tema de la vejez, J. M. Coetzee es uno de ellos. En sus novelas, la vejez se manifiesta como una etapa de experiencias extremas, un momento en el cual la vida es puesta en cuestión desde la pérdida y, sobre todo, como un tiempo en el que el deseo muestra su carácter inefable.
Un viejo funcionario del imperio se enamora de una joven prisionera en "Esperando a los Bárbaros" (1980), su necesidad de ser correspondido lo lleva a emprender acciones comprometedoras, por las cuales es acusado de traición y posteriormente encarcelado y sometido a las más crueles torturas.
Una circunstancia similar sucede en "Desgracia" (1999), novela que inicia cuando un maestro universitario ya mayor seduce a una de sus alumnas, provocando con ello el escándalo a partir del cual se derrumba su mundo.
En "El Maestro de Petersburgo" (1994), basada en la vida y la obra del escritor ruso Fedor Dostoievski, un anciano que recibe una carta en la que le anuncian que su hijo adoptivo ha sido asesinado, emprende un viaje con el fin de conocer las circunstancias de la tragedia. Inmerso en el sufrimiento, se involucra sexualmente con la antigua casera de su hijo, relación a través de la cual, paradójicamente, experimenta la soledad y la pérdida.
En "Hombre Lento" (2005) un fotógrafo sesentón es atropellado cuando pasea en su bicicleta. A raíz del accidente pierde una pierna y cae en una depresión profunda, en medio de la cual se enamora de una enfermera joven, al grado de ofrecerse a pagar los estudios de uno de sus hijos, aun a sabiendas de que está siendo utilizado.
En las novelas de Coetzee, la pérdida total marca el inicio de las historias, en las cuales el autor estira al máximo los callejones sin salida, las situaciones insostenibles, el horror de que todo haya terminado y al mismo tiempo continúe: un estiramiento del fin.
Y sin embargo es ahí, a mitad de la desesperanza, en lo profundo de la soledad y el sufrimiento, donde los personajes experimentan la verdad fundamental del deseo humano.
No se trata aquí de viejos contemplativos o de amores platónicos. En los ancianos de Coetzee no hay idealismo alguno al respecto. Lo que hay es una reflexión descarnada en relación al cuerpo sin belleza, a lo inevitable del deseo que arrastra a los personajes aun a costa de la desaprobación de un mundo que, de todas maneras, ya no es el suyo.
¿Qué puede perder alguien que ya lo perdió todo? La vergüenza, el honor, la dignidad, responde Coetzee, siempre hay algo más qué perder. Los personajes caen, se hunden y siguen ahí, tambaleándose, en ese alargamiento del final en el que se rebelan inútilmente ante lo inevitable.
Si los viejos no son tocados por nadie, si tienen prohibido tocar, entonces los masajes terapéuticos de la enfermera en "El Hombre Lento", o los masajes que el funcionario de "Esperando a los Bárbaros" proporciona a la prisionera en sus pies destrozados a causa de la tortura, son capaces de provocar la más intensa pasión y convertir al hombre viejo, necesitado, en un ser que se arriesga, alguien a quien le importa poco perder lo último que posee.
"Tendríamos que conmocionarnos más a menudo", dice Paul Rayment, protagonista de "Hombre Lento", "deberíamos armarnos de valor y mirarnos en el espejo, aunque no nos guste lo que vemos en él. Y no me refiero a los estragos del tiempo. Me refiero a la criatura que está atrapada detrás del cristal y cuya mirada normalmente procuramos evitar".
Al abordar la vejez, Coetzee no hace concesiones; por el contrario, expone lo más íntimo de la experiencia. En sus novelas, la vejez se manifiesta como una mirada desde lo más profundo de la condición humana, un estado del alma capaz de cuestionar y entender lo que somos a partir de aquello que, con suerte, algún día seremos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesting blog, I just added it to my favorites. I think you may like this kind of blog too: eccemulier.blogspot.com. It isn't mine but is one of my favorites too.
I'll be reading you. Great literature-blog-work.
Best wishes,
Chris

Dulce M González dijo...

Thank you for your comments about my blog, Chris. I've just visited eccemulier's blog. Youre right, its interesting the way she (or he) provides a point of view about texts in few words. Cheers, D

Martha Cisneros dijo...

te encontré!